Parte 13

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Chris estacionó su auto frente al restaurante de comida francesa en donde Phillipe Gauguier esperaba a Dulce. Él se bajó primero, dispuesto a comportarse como un verdadero caballero esa noche, aunque el premio se lo llevara alguien más.

Dulce se mostró reacia a aceptar su mano para apearse del auto pero no le quedó más remedio que dejar que Chris la ayudara. Al hacerlo ambos fueron plenamente conscientes de la corriente que sacudió sus cuerpos con la misma intensidad de un vendaval. Chris tuvo que hacer un enorme esfuerzo por no devolver a Dulce al interior de su auto y llevársela de allí.

—No quiero que entres conmigo –le anunció ella sin mirarlo directamente a la cara. Chris aún no había soltado su mano y no quería que notara la perturbación en su mirada.

—Como quieras, ve tu primero y yo haré mi ingreso un par de minutos después. 

Dulce se soltó por fin y se alejó de él sin decir nada más. Chris se quedó mirándola mientras ella entraba al restaurante bajo la atenta mirada de los hombres que llegaban al lugar, algunos en compañía de sus mujeres y otros en completa soledad. Chris los observó con el ceño fruncido, cualquiera de esos sujetos podría ser el acosador de Dulce. Todos sus sentidos entraron en alerta, de sus labios brotó un suspiro, echó un vistazo a su reloj, ya habían pasado el par de minutos que le había concedido a Dulce, por lo que se dispuso a ingresar al lugar.

Al hacerlo, buscó a Dulce con la mirada, la divisó en una mesa apartada ya en compañía del estúpido francés. Un camarero se le acercó y lo acompañó a una de las mesas que estaban libres, lamentablemente el lugar en donde fue ubicado quedaba lejos del lugar en donde estaban Dulce y Phillipe pero no pudo hacer nada para remediarlo, el restaurante estaba bastante concurrido esa noche y él, al no tener reservación previa no podía pedir más.

Cuando el camarero le entregó el menú, ni siquiera lo abrió y de inmediato le hizo entender al joven que lo miraba extrañado que estaba allí como guardaespaldas y no como un comensal más, además tenía el estómago completamente cerrado.

—Entienda señor que debe usted consumir algo, reglas de la casa. De mala gana, Chris cogió el menú. Pidió una sopa liviana y un vino blanco y el camarero se fue contento con su orden. Nuevamente toda su atención se enfocó en la mesa que ocupaban Dulce y su acompañante; no podía ver mucho desde donde estaba, solo veía la espalda desnuda de Dulce y el rostro encantado del francés.

Apretó la servilleta con fuerza; odiaba aquella situación, tener que estar allí, observando como la mujer que deseaba cenaba con otro hombre. Unos pocos minutos más tarde el mismo camarero regresó con su pedido y se bebió una copa de vino blanco de un tirón. Lo necesitaba. Bebió una segunda y una tercera, las suficientes como para aplacar la rabia que sentía. De pronto notó que Dulce se ponía de pie; se alegró pensando que la cita había terminado antes de lo previsto pero la sonrisa se borró de su rostro cuando se dio cuenta que ella solo estaba yendo al toilette

Dulce entró al baño de damas caminando pesadamente; aún retumbaban en su cabeza las palabras de Phillipe. Él le había contado prácticamente todos los pormenores de su carrera como empresario en su París natal y ella había escuchado solo por cortesía. Estaba arrepentida de haber aceptado salir con él pero ya era tarde para echarse atrás. Se cruzó con un par de mujeres que abandonaron el amplio pasillo del baño cuchicheando y riendo por lo bajo. Se dirigió hasta el lavabo, apoyó ambas manos encima del delicado mármol y se miró al espejo.

¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Por qué había accedido a salir con un hombre que evidentemente estaba más que interesado en ella cuando no dejaba de pensar en Chris Macfadden? Cerró los ojos y agachó la cabeza. Maldijo en silencio el minuto en que el maniático que la acechaba había entrado en su vida porque esa nefasta circunstancia propició el regreso del hombre que siempre había odiado a su presente. Ella había enterrado a Chris Macfadden y los recuerdos dolorosos de su época de secundaria en el pasado, no tenía derecho de reaparecer en su vida ahora para ponerla patas arriba.

Tu Admirador Secreto Vondy (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora