(Jack)
- seré breve, este cap lo cuenta Jack. ¡Disfrutadlo!
Me arrastraron hacia una de las naves de Laitmeng, tiraban de mí hacia atrás, mientras yo miraba como todo a mi alrededor daba vueltas, debía ser por la enorme cantidad de sangre que había perdido por culpa de la flecha en mi pierna.
Todavía tenía la flecha clavada, ensangrentada.
Resultaba que al final los pantalones no eran tan indestructibles como todos pensábamos
Mis ojos se iban cerrando cada vez más, hasta que solo pude ver oscuridad.
Lo último que vi fueron las caras de dos soldados del planeta de la tierra, dejándome sobre el frío metal que era el suelo de la nave
***
Cuando desperté me encontré en el mismo suelo en el que mis ojos se habían cerrado, solo que había una mancha de color rojo a mi alrededor, por la sangre.
Estaba débil, demasiado para levantarme; pero con mucho esfuerzo pude sentarme, y mirar aquella sala, totalmente metálica, en la que estaba encerrado.
Miré el techo, que también era de metal, y liso.
Luego miré hacia una puerta que se encontraba al otro lado de aquel calabozo, que se camuflaba perfectamente con la pared.
Comencé a notar una presión sobre la herida. Me habían curado: tenía una vendaje alrededor de la herida, curada con una pomada especial que se realizaba con flores y plantas que solo crecían en Laitmeng.
Me levanté con cuidado de no apoyar mi pierna herida, y me acerqué a la puerta.
No podía abrirse desde dentro, no podía hacer nada.
Apoyé mi oreja con mucho cuidado sobre la pared, y no se oía nada. Esperé una cierto tiempo, hasta que comencé a oír pasos que se acercaban hacia la puerta; parecían de dos hombres.
Volví al sitio donde me había despertado, para que no supieran que estaba despierto.
Pude oír como uno de ellos tecleaba un código en la puerta, y esta se abrió
Los dos soldados me levantaron por los brazos, como si yo fuera una pluma, y comenzaron a tirar de mi: mis botas arrastraban por el suelo, provocando un sonido que hacía que me doliera la cabeza; y mis brazos colgaban.
No podía levantar la cabeza, ya que sino me descubrirían; por ello solo podía mirar al suelo, miraba las botas de los soldados: negras, y con aspecto de ligeras y resistentes.
Solo podía ver el suelo metálico, y solo oía las pisadas de los hombres que me llevaban, y el arrastrar de mis pies.
Descendimos por una pequeña cuesta también metálica.
Cuando se acabó la cuesta, pasamos del suelo metálico a la tierra.( mejoraron un poco mis vistas del suelo).
Continuaron arrastrándome por toda la tierra, hasta que llegamos al castillo.
Yo ya me temía lo peor.
Oí como iban abriendo las puertas para que nosotros pasáramos.
Hasta que nos paramos en seco, y pude ver una alfombra roja muy extensa con bordados de hilo dorado en los laterales.
Levanté la cabeza, y vi al Rey de Laitmeng delante de mí, con una sonrisa astuta y desafiante.
Los dos soldados me tiraron a sus pies, golpeándome en la pierna que prácticamente no podía mover, y provocándome nuevos golpes, o empeorando los que ya tenía de la guerra.
Me quedé en el suelo quieto, esperando un disparo, o que la espada del Rey me atravesara.
Pero, sin embargo, oí el ruido que hace una silla al moverse, y ví como el Rey se sentaba.
Traté de arrastrarme hasta una puerta por la que antes habíamos entrado, que se encontraba custodiada por guardias.
Cuando llegué a la puerta uno de los guardias me cogió y me sentó en una silla que se encontraba en frente del Rey.
- Hola-dijo el Rey mirándome a los ojos- supongo que te preguntarás porque estas aquí.
Yo no respondí solo bajé la cabeza con un aire desafiante.
-si insistes- continuó él- desde la guerra de los mundos, siempre he soñado con conquistar todos los planetas, y ahora lo conseguiré.
- quieres provocar una segunda Guerra de los Mundos- dije mirando al Rey con sorpresa.
- si
- estás loco- me alejé un poco de él
- me gusta pensar que no es locura sino una forma de pensar distinta que me hace especial- dijo el Rey con superioridad.
- y ahora ¿que pasa conmigo?... ¿Vas a matarme?...- dije esperando oír un no.
- no, te usaré como moneda de cambio. Ellos me dan su planeta a cambio de ti
- prefiero que me mates- dije mirándole a los ojos.
- que así sea-dijo el Rey chasqueando los dedos.
Con el sonido del chasquido vinieron dos guardias, me cogieron por los brazos, y me levantaron de la silla.
- despídete de la gente que te importa- me susurró el Rey al oído con aire de superioridad.
Ese susurro, esa provocación, hizo que una chispa de ira que se encontraba en mi interior saltara al exterior, e hizo que me abalanzara sobre el Rey, y le comenzara a ahogar, esperando que su respiración se cortara totalmente.
Al instante los guardias que hace unos segundos me habían agarrado me cogieron, me separaron del monarca, y me arrastraron mientras yo gritaba clamando venganza.
Me llevaron por un pasillo con paredes de piedra, muy gastada, y llegamos hasta un calabozo con barrotes de hierro. En la pared también había unos grilletes de hierro.
Los guardias me tiraron al interior de aquella celda, y me encadenaron a la pared con los grilletes de hierro.
Yo bajé la cabeza.
Y oí un chirrido, el que hace una puerta mal engrasada al cerrar, y por último el sonido de un cerrojo, que significaba que estaba encerrado
***
HOLA!!!!!
HE TARDADO MUCHO EN SUBIR ( CORO DE SEGUIDORES: TU SIEMPRE TARDAS EN SUBIR)
YA SÉ, YA SÉ, NO ME REGAÑEIS, TENGO UNA BUENA EXCUSA ( CORO DE SEGUIDORES: A VER QUE SE INVENTA ESTA VEZ).
ES QUE HE TENIDO UN BLOQUEO DEL TAMAÑO DE UNA ESCALERA DE ELEFANTE SUBIDOS EN UNA BICICLETA ( CORO DE SEGUIDORES :¿ ESO ES LO MEJOR QUE SE TE OCURRE? ENHORABUENA)
POR FIN ALGUIEN ME HACE UN FAN FICTION( un dibujo sobre mi libro) GRACIAS A crisconesa2.
SI QUEREIS MANDARME ALGUNO PODEIS eeee! QUE NO LOS VOY A TIRAR, OS DEJO MI CORREO POR SI ACASO, ( si me los enviais los subo):
teresanso@gmail.com
GRACIAS POR LEER, VOTA Y COMENTAR.
:)
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Los Cuatro Elementos: La Guerra Universal
FantasyTras la guerra de los mundos, una batalla por el corazón de una hermosa mujer, Shara; los cuatro países se separaron, formando cuatro planetas independientes. Y, una joven deberá volver a juntarlos para hacer posible su gran amor. Todos los derecho...