Capitulo 5

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Zoey y Layla se dirigieron al palacio de Laitmeng.

Layla llamó, tocando una campanita siete veces. De esta forma sabían que era ella y no un intruso.

Se abrieron de una forma extraordinaria, fue como si entraran a un reino totalmente nuevo.

Lo primero que vieron al entrar fue una enorme plaza, con una fuente en el centro, de la que emanaba agua cristalina de las montañas, y más a lo lejos vieron el palacio.

La puerta que habían atravesado en primer lugar era más bien una fortaleza.

El palacio era maravilloso a la vista, lleno de hermosas flores por todas partes, y elegantes enredaderas allá donde mirabas.

El castillo era de tonos blancos y rosas, con banderas. Y en las torres, que había cinco, se encontraban numerosos rosetones con motivos florales, que alumbraban, gracias a los cuatro soles del mundo de la Tierra.

Zoey y Layla entraron al castillo abriendo unas puertas también bastante grandes.

Nada más entrar llegaron a la sala del trono. Una sala enorme, y a lo lejos dos sillas rojas, de terciopelo, con incrustaciones de diamantes y decoradas con oro y plata.

Se llegaba a las sillas por una alfombra roja, situada encima de un suelo de marmol resplandeciente.

Pero si seguias hacia delante, hasta las sillas y girabas de la derecha había una puerta.
Esa diminuta puerta de madera llevaba a un pasillo muy amplio, el cual servía de referencia para ir al resto de las habitaciones.

Zoey y Layla siguieron hasta el final del pasillo, que era una puerta que daba a una escalera que alcanzaba hasta lo alto de una de las torres.

Subieron hasta la habitación de Layla, que estaba en la parte de arriba del torreón.

Eran muchos peldaños, pero Layla ya estaba acostumbrada; pero Zoey se cansó más, y tuvo que parar varias veces a tomar aire.

Llegaron hasta el final de las escaleras, y abrieron la puerta que se encontraba allí.

La puerta daba a un corredor, donde se encontraban as habitaciones del rey, de la reina, y de la princesa.

La habitación de la reina, era una sala donde se encontraban los vestidos y joyas que el rey había comprado a Shara, por si algún día regresaba; aunque era muy poco probable.

Zey y Layla se dirigieron a la habitación de la princesa, o la habitación de Layla.

La gran habitación verde. Como una habitación normal: con su cama, su escritorio, sus estanterías...

Pero lo que más destacaba era el gran vestidor, que se encontraba en el armario verde, empotrado en la pared.

Layla salió corriendo y se tumbó en su cama de golpe, de tal forma que rebotó.

Mientras Zoey se quedó apoyada en la puerta recobrando el aliento.

Zoey, agotada se dirigió hacia la cama, y se tiró sobre ella.

-¿Cómo puedes subir esto todos los días?-dijo Zoey con la cabeza enterrada en la colcha de Layla.

-ya estoy acostumbrada- dijo Layla.

Comenzaron a hablar. Y tras diez minutos comenzaron a oír unos pasos que subían por las escaleras .

-chsss...-dijo Layla para pedirle silencio a Zoey- escucha. Viene alguien.

Las dos permanecieron en silencio unas segundos y comenzaron a oír más cercanos los pasos.

Oyeron como alguien se paraba frente a la puerta.

Pero luego, se alejaban.

Iban hasta la habitación del rey.

Layla decidió ir a ver quien era, estaba un poco preocupada.

Se fue a la puerta y la abrió poco a poco, sin hacer ruido. Se asomó.

***

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Los Cuatro Elementos: La Guerra UniversalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora