Capítulo 31

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High Hopes - Kodaline

High Hopes - Kodaline

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―Te amo tanto, ángel. Tanto que duele ―susurró Naruto sobre sus labios, besándola una y otra vez para cerciorarse que no la estaba soñando nuevamente, que de verdad la tenía a ella allí... tan suya. Hinata tenía ojeras, un moretón en la mejilla y el labio lastimado, sin embargo, jamás le había parecido tan hermosa como en esos momentos―. Quiero volver a empezar contigo, resarcir todo el daño que te he hecho y amarte como te lo mereces, como yo quiero y deseo amarte.

―No puedo esperar un minuto más... ―respondió ella para volver a plasmar sus labios en los suyos, sintiendo como poco a poco iba derritiendo el hielo que atenazaba su corazón. Hinata era el ser más fuerte y bondadoso sobre la tierra, y él tenía la dicha de poseer su corazón. Pasaría cada minuto, cada segundo de su vida adorándola como se lo merecía, como solo una mujer como ella debería ser amada.

El destino era una tela delicada y entretejida cuyos hilos a veces se entrelazaban o formaban nudos difíciles de desenredar, pero al final era tan blanca y limpia que una vez tomaba su lugar todo lo demás cobraba sentido. Haber estado a punto de perder el rumbo de su vida la habían hecho replantearse tantas cosas; como el amor que sentía por el hombre postrado en aquella camilla, como solamente con el roce de sus labios era capaz de borrar toda la amargura y el dolor provocado. Lo ocurrido meses atrás la marcó, eso era imposible de negar, pero en esos momentos en que Naruto la besaba a un ritmo delicado y a la vez exigente, sentía que ya nada de eso importaba... que ya no era relevante y que definitivamente había quedado atrás.

―Te amaré hasta que mi corazón deje de latir dentro de mi pecho, ángel ―Ella dejó salir un sollozo y lo besó nuevamente, creyéndole en lo más profundo de su alma, depositando su fe en él.

No separó su boca de la suya en ningún momento sin importar si sus labios dolían o se desgastaban, no quería volver a despegarse de ese cuerpo que nació para ser adorado por sus labios. Tanta fue su exigencia que Hinata terminó recostada en la camilla en la que descansaba o por lo menos hasta que dominado por la pasión un mal movimiento escoció la herida de su espalda.

La mueca involuntaria provocó que ella separara sus bocas a pesar de su negativa inicial.

― ¿Te duele mucho? ―preguntó ella y él deseó poder besar la pequeña línea de preocupación que se formaba entre sus cejas. «Ha vuelto» pensó perdiéndose en el infinito de sus ojos, reconociendo que el temor y el dolor se habían desvanecido para dar paso a ese amor que ella siempre le profesó.

―No te preocupes ―Ella intentó alejarse; no se lo permitió―. No, no te alejes, no puedo soportar no sentirte justo ahora.

Hinata relajó el ceño y sus ojos brillaron.

―Lo sé, casi me muero del dolor cuando te desmayaste, por un momento pensé... ―Naruto delineó su labio inferior cuando lo vio temblar, tomó su brazo y tiró de ella hasta que su rostro presionara su pecho―. Dios, Naruto. Creí que iba a perderte...

ANGEL - NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora