Naruto Namikaze; un hombre exitoso cuyo pasado todavía le atormenta, decide nunca volver a enamorar a una mujer de la cual no esté verdaderamente interesado. Esa promesa le ha costado años sumido en la soledad, aislado en su torre de marfil y vivir...
Crazy in love - Beyonce (From the ''Fifty Shades of Grey'')
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
―Sí ―sollozó Hinata―. Mil veces sí.
Naruto sonrió de esa forma única que le encantaba y rápidamente colocó el bellísimo anillo en su dedo. Se puso de pie e inmediatamente la rodeó con sus brazos porque por fin sentía que había llegado a esa meta que a ciegas siempre buscó, porque esa mujer era el «por siempre» que tanto anheló y porque la haría feliz, serían felices porque ambos lo merecían.
―Te amaré hasta que mi corazón deje de latir dentro de mi pecho, ángel.
Hinata le tiró los brazos al cuello y Naruto aferró su cadera cuando ella lo rodeó también con sus piernas. Se besaron sellando con sus bocas ese enlace irrompible que ambos sellaron en el momento en que él la reclamó y ella se dejó reclamar... porque sí, le pertenecía, lo supo en el momento en que sus ojos se encontraron con él aquel día fuera de la universidad, el día en el que no solo recibió su título, también al amor de su vida.
Naruto era ese lugar al que tanto ansió pertenecer cuando las posibilidades eran casi nulas.
A ciegas se dejó llevar dentro de la embarcación, aferrada a él sin importarle donde la llevaría porque ese hombre había jurado protegerla y ella confiaba total e irrevocablemente en él.
Sin separar sus labios, gruñendo y gimiendo por sentirse así de unidos, Naruto la apartó, posándola sobre sus pies y girándola hasta que su espalda quedó contra su pecho. Ella cerró sus parpados, se aferró a las mangas de su camisa cuando le echó el pelo a un lado para chupar su hombro y su cuello, y ladeó la cabeza para así sentir esas caricias que tanto le encantaban. La sensación de que un hombre tan fuerte y viril la deseara con esa intensidad era apabullante.
Mordió su labio cuando sintió sus labios besar toda su espalda hasta el cierre del vestido y los humedeció cuando con los dientes, Naruto fue tirando de la cremallera, abriendo su vestido, dejando más de su piel expuesta para él. Ahuecó sus pechos y utilizó sus dedos para arrastrar la tela del escote, ella simplemente se dejó adorar y cuando el vestido cedió y se convirtió en un estanque de tela plateada bajo sus pies, gimió su nombre porque él recorrió su espina dorsal, su cadera... su piel entera con su lengua.
―Amo tanto estos hoyuelos ―gruñó Naruto, besándolos―. Podría besarlos toda la maldita noche.
Se estremeció cuando sus dientes mordieron una de sus nalgas y jadeó cuando él la hizo girar.
―Eres tan jodidamente hermosa ―Sus manos ahuecaron su rostro, mirándola de esa forma que la hacía delirar―, y eres mía. Toda mía.
―Tuya... ―suspiró.
―Mi ángel...
Cayeron sobre las sábanas negras de la cama mientras sus lenguas jugaban y bailaban entre sí. Hinata fue abriendo los botones de su camisa en movimientos desesperados por sentir su piel y cuando él se apartó negando con la cabeza, no pudo evitar mostrar su asombro por el pequeño detalle que no había notado hasta ese momento.
