• C I N C U E N T A Y S E I S •

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Ni siquiera podía creer lo que había hecho. Aún no me lo creía... Seguía sin creerlo. ¿Algún día lo podría asimilar? No lo sé... Bien, creo que es momento de dejar las preguntas sin sentido por otro lado. La avalancha de emociones y sentimientos que albergaba en mi interior simplemente eran... Olvídenlo, no tengo palabras para describirlo.

Solo sabía que me sentía contenta. Muy, muy, muy contenta. Feliz. Extasiada. Motivada. Maravillada...

—Amor, ¿Estás ahí? —Pregunto Timothée al lado mío, sacándome de mis pensamientos estrafalarios. Me volví hacía él, sonriendo—. ¿Hola? Rox, si estas con nosotros manifiéstate.

Reí por lo bajo y acaricie su mejilla sonrosada, maravillándome de lo suave que era su piel. Timothée sonrió y coloco su mano sobre la mía

—. Eh... ¿Cómo te sientes? —Pregunto, frunciendo la boca en línea recta—.

— ¿Quieres saber la verdad? —El asintió—. Nunca en la vida me había sentido así. Y eso es bueno, te lo aseguro. No puedo esperar a imaginarme cómo será la próxima vez. Y la que sigue después de esa. Y la después de esa, y...

Timothée comenzó a toser, incorporándose en la cama y tapándose la boca con el puño de la mano. Yo lancé una carcajada al aire.

—Podrías disimular. Ya sabes...

— ¿Yo? ¿Disimular? Já. Créeme, tú no eres el más disimulado que digamos.

— ¿Y qué? Así te gusto —Agacho su rostro y yo lo atraje hacia el mío con las manos ahuecando ambos lados de su mandíbula. Cuando nuestros labios rosaron, susurre—.

—Y también eres egocéntrico. Pero supongo que eso te suma puntos, ¿O no?

—Deberías callarte y darme un beso mejor —Sentí como sonreía y lo bese, comenzando lentamente, hasta que el intensifico el beso un poco más y luego más, hasta que prácticamente estaba de nuevo encima de mí. Sus manos volvían a recorrer mi estómago y mis pechos. Con toda la fuerza de voluntad que tenía, me separe de él, levantándome de la cama y tomando mi ropa lo más rápido que podía—. Oye, no es justo.

—Cálmate bebé —Lo observe mientras enarcaba una ceja—. No han pasado ni treinta minutos desde que...

— ¿Y eso me importa a mí por qué? —Pregunto él, saliendo de la cama. Me gire rápidamente, antes de que mi vista pudiera bajar a su entrepierna "accidentalmente" y comencé a ponerme la ropa—.

—Tengo un compromiso. Lo siento... Uh, tal vez podríamos... No lo sé —Admití, abotonándome el cardigán—. No creo que en la noche pueda salir contigo. Y bueno, mañana es el gran día, así que...

—Me acompañaras al hospital, ¿Cierto? —Susurro en mi oído, abrazándome por detrás. Me estremecí al sentir su erección contra mi trasero, apenas cubierto con algo. Me aleje rápido de él y tome mis vaqueros velozmente—.

—Eh... Por supuesto. Sí, claro. Llegaré temprano... De todas formas, la cirugía no dura mucho, ¿Uh?

—Pues sí. No dura mucho, pero aun así, tendré que quedarme un par de días en el hospital —Miеrda—. Me quitaran las vendas en una semana y media, como máximo. Y después podre ver. Te podre ver —Él sonrió, mientras le aventaba el bóxer y él se los ponía—. Y podremos retomar nuestras actividades en lo que quedaron.

Entorne los ojos y me acerque a él—. Ugh. Timothée Hal Chalamet, eres imposible, ¿Lo sabías? —Antes de que pudiera contestar algo más, lo besé y rápidamente salí corriendo de su cuarto, lista para ir a mi cita con Caroline.

— ¡Así me amas, Roxanne Pettersen !
Por supuesto que así te amo. Y te amaría de una y mil formas más.

 Y te amaría de una y mil formas más

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C O R A Z Ó N  C I E G O// TIMOTHÉE C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora