El día en el que conoció a Donghyuck había empezado con el pie izquierdo, no estaba de humor para hacer nada.Su amigo lo había arrastrado fuera de su casa, mientras que él sólo quería enrollarse en una manta y comer.
Pero fue gracias a esto que actualmente se encontraba en ensoñaciones constantes, pensando en aquel chico del cual sólo conocía su nombre.
Sí, desgraciadamente no tenía ningún tipo de relación con él, sólo había tenido el placer de verlo unas pocas veces, y nada más que por el arte de la casualidad, aunque a él le gustaba considerarlo el destino.
Mark se estaba quejando cuando lo vio por primera vez, Jeno no sólo lo había obligado a salir, sino que ahora le estaba reclamando la perezosa vida que llevaba.
Fue cuando estaba en el clímax de su discusión que lo vio pasar, y sus palabras fueron cortadas, todo su cuerpo sintió un escalofrío, y lo supo, supo que él era especial, él era diferente.
—¡Donghyuck! ¿puedes dejar de caminar tan lento?
Oyo el reclamó de quién supuso que era su amigo.
Donghyuck.
Todo acerca de él era perfecto, no supo de dónde tomó el tiempo para analizarlo tan detalladamente, pero sus facciones quedaron grabadas en su cerebro como ningúna ecuación matemática había logrado hacerlo.
Y claro que Jeno lo notó, después de todo, la ensoñación de Mark había durado varios minutos, pero no dijo nada, sólo sonrió de lado.
—¿Finalmente se enamorará este maldito solterón?— pensó su amigo.