VI

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—¡Carneeeeeeeeeee!

Nami abrió los ojos perezosamente al oír aquel grito por partede su amo. ¿La estaría llamando, o llamaba a la misma carne para que fuera a él y se la pudiera comer?

Amo idiota —maulló. Pero fue agarrada desprevenida cuando sintió que alguien la alzaba en sus brazos. Supo de quién se trataba al instante en que sintió aquella calidez que sólo una persona había desprendido hasta ahora.

—¿Cómo llegaste aquí? ¿Me extrañaste?

—¿Qué tienes ahí, Luffy?

Acurrucada entre los brazos de su dueño, Nami se giró curiosa a ver al humano que le hablaba a su amo. Se sorprendió por el tamaño de la nariz de éste.

¿Será natural? —se preguntó a sí misma.

—¡Es Carne, Usopp!

—¿Carne? —el chico llamado Usopp la miró más extrañado que sorprendido— ¿Por qué tiene el pelaje naranja?

Si hubiera podido, Nami se habría encogido de hombros, pues tampoco es como si supiera qué hizo que naciera con este color de pelaje.

Como si le leyera los pensamientos, su amo se encogió de hombros por ella.

—¿Y es macho o hembra? —se acercó más confiado a la perezosa gata, la cual lo identificó como un humano no peligroso sólo por el simple hecho de ver aquella nariz larga.

—No sé —respondió alegre Luffy.

—¿¡Cómo que no sabes!? A ver, dame —sin siquiera esperar respuesta, Nami fue alzada en brazos desconocidos sacándola de su acurrucado espacio, pero no para ser acurrucada en éstos, sino para que el tal Usopp la alzara por encima de su cabeza y viera sus...¿partes? —Es hembra.

—¡Pero yo pensé que era macho! Rayos... no sé un nombre para ella. ¡Pero Carne siempre es genial! ¿Qué tal Pastel de Carne?

Nami, en su ahora posición acurrucada en Usopp, maulló malhumorada. ¡Un nombre que no tuviera que ver con carne, por favor! ¿Acaso era mucho pedir?

Sus pensamientos se distrajeron al darse cuenta de que una tanda de aromas atrayentes llegaron hacía sus fosas nasales felinas.

Se removió y soltó del agarre de Usopp para caer en el pasto mientras empezaba a olfatear cual perro de rastreo todas las fragancias de su alrededor.

—Oye... ¿Carne...? Ven, gatita bonita... —empezó a llamarla Usopp ya sabiendo lo que pasaría si no la agarraba antes de que escapara.

Aunque igualmente Nami lo ignoró y salió corriendo ágilmente como cualquier gato ya sabiendo de dónde provenía uno de los aromas.

Cuando encontró el lugar, vio a una chica de cabello negro azulado y mirada celeste leyendo tranquilamente un libro en una de las tantas bancas del patio, con su bento a un lado de ella. Nami fue poseída por el hecho de poder comer algo que no fuera carne, y se acercó entre sigilosa y tranquila.

Cuando ya estuvo cerca, iba a saltar para agarrar alguno de esas bolas blancas —onigiris— cuando de repente alguien a su "espalda" la sobresaltó con su grito.

—¡Robin, agarra a Carne!

Reconoció la voz como la de su amo, y supo que la chica sentada era la mencionada Robin cuando ésta alzo la vista para mirar lo que sucediera tras la felina y luego notar a la misma y sonreirle tranquilamente.

—Debes ser Carne-san, Gatito-san —Robin se acercó a la gata que decidió que por ahora no le quedaba otra que dejarse hacer por la chica, quien la agarró en brazos— Gatita linda.

—¡Bien hecho, Robin! —las palabras de su amo ya junto a ella casi la hacen saltar de su posición acurrucada junto a Robin.

—¿Es suya?

—¡Es Carne!

Robin rió bajo.

—Ya veo. Tienes una gata inteligente, Monkey-san. Ella estaba intentando asaltar mi almuerzo —Nami fue transportada por los brazos de Robin a los de su amo—. Inteligente y astuta —se dijo más a sí misma que al chico frente a ella quien reía al tener a su ahora "gata" de vuelta.

—Tengo hambre —empezó a decir su amo cuando sintió a su estómago hacer el clásico ruido de tripas.

Robin sonrió, y luego miró su almuerzo sin tocar. Decidió donarlo a la causa de "el hambre de Luffy", después detodo ella no tenía apetito. Y no creía tenerlo luego.

—Ten, Monkey-san, un regalo —le entregó los onigiris bajo la mirada brillante de Nami.

—¡Muchas gracias, Robin!

Luego de que él se despidiera de la chica, Nami aprovechó para robarle un onigiri a su amo. Lo disfrutó con deleite, a sabiendas que aquella bola de arroz con una alga podría ser lo único fuera delo normal que comería bajo el cuidado de su amo y Ace.

—... y entonces me dio su almuerzo.

Usopp suspiró, apenas había entendido algo de la historia de su amigo. Definitivamente, tenía que llevarlo a una clase de lectura para que pudiera aprender a narrar bien los acontecimientos de su vida de una vez por todas.

Nami lo miró curiosa, sintiéndose un poco identificada.

-Te entiendo, Usopp -maulló para sí.

Cat and PersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora