—El hambre hace que todo sea delicioso, incluso lo que es "simplemente rico" u "horrible" puede transformarse en la cosa más gloriosa que hayas ingerido en vida.
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Sus bigotes junto con su nariz se movieron graciosamente al captar un olor que sólo significaba una cosa: comida.
La gatita Nami abrió sus marrones ojos y miró hacía la dirección de la que había olfateado aquel aroma. Se paró, se estiró —incluso su rabo— y caminó perezosamente hacia la dirección de la que provenía aquella deliciosa fragancia.
Por suerte para ella, cuando salió del callejón no hubo mucha acumulación de personas caminando alrededor, quizá porque ese lugar no tenía muy buena fama. No obstante, la gata Nami no entendía el rechazo de los humanos a caminar por estos lares, siendo tranquilos hasta donde ella sabía. Tampoco entendía a los humanos con aquellos aparatos en sus manos que ella a veces miraba curiosa y se preguntaba para qué servirían. Al igual que los papeles verdes que guardaban recelosamente mirando hacia ambos lados.
Su nariz instintivamente empezó a moverse de atrás hacía adelante, como la de los conejos. Y no era para menos, ya había reconocido de dónde provenía y de qué se trataba aquel aroma.
—Carne, deliciosa carne —maulló casi poseída por el hambre que la embargaba. La gata corrió hacía el gran parque sin ni siquiera notarlo. Cuando paró su correteada, miró curiosamente hacía donde se encontraba su objetivo, o mejor dicho objetivos amontonados junto a un chico que los devoraba como si cada uno de esos pedazos de carne fueran unas pequeñas y simples palomitas de maíz. Se acercó sigilosamente al chico, lo único que pasaba por su mente era que seria fácil agarrar uno y salir corriendo, luego devorarlo con pasión y así poder seguir sobreviviendo como hasta ahora había hecho.
Por eso, sin pizca de remordimiento y con hambre atroz y una agilidad digna de muchos años de practica —a pesar de que los años con los que contaba no llegaban ni a la mitad de los dedos de una mano—, se lanzó cual león hacía su presa directo a las salchichas. Abrió su boca con afilados colmillos para rápidamente tomar una salchicha y salir "volando" hacía el otro lado de la banca en la que se encontraba aquel joven que, al ver que se llevaban cierta parte de su alimento, siguió comiendo como si nada, fulminando con la mirada a aquel gato (gata) que se había llevado su alimento.
Por otra parte, ya con el gozo de la victoria y la delicia en su boca, la gata Nami corría casi saltando de la felicidad, yendo y viniendo de aquí para allá al notar que su asalto había resultado más fácil de lo que había creído.
Se comió su trofeo como si fuera la cosa más deliciosa que hubiera probado en vida. Y de esta manera, la gata Nami obtuvo más días en los que podría sobrevivir y menos hambre que tener.
—Rico, rico —se maulló a sí misma feliz de la vida mientras regresaba al callejón para dormir perezosamente.
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Cat and Person
FanfictionA veces la gata Nami no entendía muy bien muchas cosas. Pero sí sabía que este humano que la cargaba cariñosamente en brazos no la abandonaría en todos los sentidos del mundo, nunca. -Nami como gata. -Versión corregida de mi one-shot Motivación Cat...