La Despedida de Yasser (Capítulo VI)

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CAPÍTULO VI

 

“Tu Señor es Quien mejor conoce a cuantos están en los cielos y en la tierra. Hemos dado preferencia a unos profetas sobre otros. Y a David le dimos los Salmos.” (Corán 17:55)


LA DESPEDIDA DE YASSER

—Esta es mi historia querido Yasser, como ves, también fui pobre y viví muchas tragedias en mi vida, pero supe salir adelante y encontrar mi destino.

El muchacho escuchaba atento aquella impresionante y triste historia que relataba Jaziel, tanto así que algunas lágrimas también brotaban de sus ojos.

 —No logro entender aún todo aquello que tratas de transmitir —expresa curioso el muchacho—, pero pondré de mi parte para poder comprenderlo. Yo también tuve un sueño en el mismo árbol macizo, que está a la lado del muro casi por ceder a las afueras de Jerusalén… ¿Crees que sea una señal?

—¡Claro que sí! —Responde alegre el mercader al entender que aquel muchacho había entendido algo de sus enseñanzas— Por mucho tiempo he tratado de explicar a las personas esto, pero no logran comprender o simplemente no les importa. En verdad me siento feliz al conocer un chico tan inteligente como tú, creo que la perseverancia, te ha hecho más abierto a nuevas enseñanzas.

—¿Y cuál crees que sea mi destino? —exclama dudoso el muchacho.

—No lo sé, al igual que este humilde mercader el tiempo te dará la respuesta, o como un día Sara dijo: «tal vez, tu destino esté más cerca de lo que imaginas».

—¿Sigues amando a Sarah verdad?

—Lo haré por siempre —afirma sin duda alguna el mercader—. Si algo he aprendido del amor, es que es eterno y su tiempo en la tierra es tan corto que a veces no sabemos valorarlo. Un día mi cuerpo ya viejo morirá y yo podré reunirme con mi amada Sarah en la eternidad.

—¿No entiendo esto del amor? —expresa con mucha duda el muchacho.

—Todavía eres joven Yasser, con el tiempo hallarás las respuestas.

Después de ese episodio Jaziel y Yasser marchan de vuelta al campamento, conversando y compartiendo anécdotas de sus vidas.

A la mañana siguiente y muy temprano llegan los hombres que Jaziel estaba esperando. Una tristeza muy profunda invade su corazón, sabía que sería la despedida de Yasser. En todo el tiempo de buscar a personas que entendieran sus enseñanzas, sólo aquel muchacho había logrado interesarse y comprender algo de aquello que buscaba transmitir.

—Mi querido amo  —entra el hombrecito a la tienda del mercader.

—¿Ya llegaron los exploradores? —pregunta Jaziel.

—Sí mi amo, están allí afuera, esperando a ser entrevistados por usted.

—Dile al guía mayor que pase, lo estoy esperando.

—Enseguida amo —sale de prisa Udy.

Buenas y malas notician habían llegado, aquel explorador quedo poco tiempo siendo entrevistado y salió con sus demás compañeros para ser atendidos con comida y agua.

—Udy manda a llamar a Yasser y pide que venga a mi tienda —exclama el mercader.

—¡Ahora mismo querido amo!

Un momento después entra en hombrecito acompañado del muchacho.

—Aquí traigo a Yasser querido amo —exclama el pequeñín.

—Los vientos me han traído noticias sobre nuestro rey — expresa Jaziel.

—¿Qué noticias tiene sobre el paradero de Salomón? —pregunta Yasser alegremente.

—La última vez fue visto en Saba, un reino poco conocido por mí.

—Entiendo querido mercader, iré a Saba lo antes posible, seguro estoy que esta fuerza infinita me guiará. Tus enseñanzas serán de ayuda en el camino que me espera.

 —Me da mucha tristeza que te vayas querido Yasser, he pasado  momentos alegres en tu presencia.

—Dijiste que debo encontrar mi destino y así lo haré, cumpliré la misión de mi padre, estoy seguro que ese es el primer paso que debo tomar.

—Puedes tomar muchos caminos muchacho, pero tu destino es solo uno. Si encontrar al rey Salomón es el camino correcto, sigue las señales y las enseñanzas de este viejo mercader.

—¡Así lo are! —expresa el muchacho, besando las manos de Jaziel en signo de agradecimiento.

—Podría volverte un mercader rico, pero ese no es tu sueño, espero que muy pronto cumplas aquello que un día prometiste a tu padre… por cierto traigo algo para ti —expresa el mercader y de inmediato saca de entre sus pertenencias, un collar con la estrella de David—, este collar te protegerá de todo aquel que quiera hacerte daño querido Yasser, esta es la estrella de David y el escudo de Salomón, representa a las doce tribus de Israel.

—Estoy muy agradecido gentil mercader, gracias por todo lo que has hecho y compartido con este humilde muchacho.

Yasser agacha la cabeza, mientras Jaziel se acerca disponiendo a poner el collar.

—Ahora ve, marcha por tus sueños, mis hombres te darán pan, agua y todo lo que necesites para tu camino.

—Pues sólo me conformo con pan y agua querido mercader, ya me las arreglaré solo, como en todo mi viaje.

—No te confíes, querido Yasser estás de ida a un reino extraño.

—Sí lo sé, pero confió en que esta fuerza infinita me guiara como lo ha hecho contigo.

—Pues que la estrella de David te acompañe querido Yasser.

De inmediato Yasser prepara todas sus cosas y sale de aquel campamento con rumbo a Saba, un reino misterioso y desconocido para él.

—¿Udy? —pregunta Jaziel después de la despedida del muchacho.

—¿Dígame querido amo? —pregunta el hombrecito.

—Manda a Reunir a todo el campamento.

—En seguida querido amo.

Unas horas después ya todos los habitantes se encontraban reunidos a la espera de las ordenes de Jaziel.

—Hombres y mujeres que moran en este campamento, es hora de partir… ¡YA CUMPLIMOS CON NUESTRO DEBER!

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