Era domingo por la mañana, un día lluvioso, hoy sería el día en que me darían el alta para regresarme a aquella habitación acogedora que compartía con Danisse, donde estaría insegura, ya que Sebastián podría aparecerse y terminar lo que no pudo terminar en la cabaña. El temor se apoderaba cada vez más de todo mi ser al pensar en Sebastián, recordaba todo el daño que me causó, y no solamente físico si no también emocional. Esa absurda confusión que sentimos cuando la persona que amamos es la misma a la que debemos odiar. Es como...Te Amo pero Te Odio y Te Odio pero Te Amo... Claramente los seres humanos estamos capacitados para perdonar y dar segundas oportunidades, pero Sebastián ya había cruzado los límites; ya para él no sería una segunda oportunidad, sería como la octava oportunidad y de esas no existen. Definitivamente no habían más oportunidades para Sebastián, ya no más para la persona que destruyó mi vida, debía olvidar aquel sentimiento que alguna vez sentí por él, sé que no es bueno guardar rencor y odio pero no puedo sentir menos por él; se había ganado todo mi desprecio.
Eran las 16:38 cuando Danisse y yo salíamos de la habitación para dirigirnos a la recepción a firmar mis papeles de salida, no quería irme pero no tenía de otra. Esteban estaba esperando en la recepción con un ramo de flores; eran tulipanes color amarillo, envueltos en papel marrón con un listón rojo a su alrededor, debo admitir que eran hermosos, pero hubieran sido más hermosos si fueran margaritas, ya que esas eran mis favoritas. Esteban firmó los papeles, ya que yo aún era menor de edad y él, bueno, era el único mayor que había entre nosotras... Le agradecí por los tulipanes, aunque no con mucho entusiasmo, no me encontraba con el mejor ánimo, no quería irme de allí. Esteban amablemente se ofreció a llevarnos a la casa-habitación, Llegamos hasta donde estaba el auto, abrió la puerta del copiloto insinuando que entrase, honestamente me daba igual en donde iba ir sentada durante el camino, pero no quería ir a su lado, donde seguramente no quitaría su mirada de mi en todo el camino, dudé, pero Danisse me daba pequeños empujes para que aceptara, él sonriendo, dejó que lo pensara y pues, no quería ser descortés después de todo lo que había hecho por mí, así que me adentré en el auto y Danisse entró en la parte atrás con los tulipanes que Esteban me había regalado, me puse el cinturón de seguridad, ya que no tenía la menor de las ideas de cómo conducía Esteban. Segundos después, Esteban entró al auto, pasó el seguro automático, encendió el auto y nos dispusimos a marchar. Yo iba recostada del asiento viendo las gotas deslizándose por la ventana; Una tras otra. Observé la ciudad, como se veían algunas personas corriendo buscando un lugar para refugiarse de la lluvia, otros caminando con sus paraguas, los autos empapados. Nos detuvimos en un semáforo, Esteban quitó la mirada del camino y la dirijo hacia mí, yo estaba distraída viendo por la ventana, pude sentir su mirada fija en mí pero decidí ignorarlo. El semáforo se puso en verde, él volvió su mirada hacia adelante y siguió conduciendo, en ese momento noté que ya no me miraba, así que ahora yo lo veía a él, recordé las palabras de Danisse: ¨ Creo que le gustas¨... Era imposible que le gustara, él era casi perfecto, podía tener a la chica que quisiera a sus pies, no entiendo por qué habría de gustarle alguien como yo: tan simple, tan 0... Tan yo. Miré nuevamente hacía la ventana, el silencio era dueño del momento, Danisse estaba sumergida en el mundo de la tecnología: en su celular, hasta que Esteban se deshizo del silencio que había...
-¿Creen que estarán bien? Con gusto podrían quedarse en mi casa hasta estar completamente seguros de que esos idiotas no volverán por Alice –Sugirió preocupado.
-Estaremos bien –Respondí aún sabiendo que era peligroso ir casa ya que Sebastián podría aparecerse.
-Alice, Esteban tiene razón, estando en su casa estarás más segura. Si te quedás en nuestra casa corres el riesgo de que esos boludos vuelvan por vos –Dijo Danisse, dándole la razón a Esteban-. Sí Esteban, Alice definitivamente acepta quedarse en tu casa –Continuó diciendo, segura de sí.
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Margaritas en Verano
Teen FictionSINOPSIS Alice Blanco, 18 años, una chica ordinaria con grandes conocimientos, con una belleza tanto física como intelectual; venezolana al fin. Pero por motivos de estudios y además por la fuerte situación que se vivía día a día tuvo que irse a la...