Me quedé un poco más tranquila, Danisse me prometió no decirle nada a mis padres. Pasaron varios segundos y las lágrimas incontenibles salían por mis ojos cansados, los pensamientos constantes inundaban mi cabeza, la pesadilla se había convertido en una triste realidad. Cuánto tiempo podría aguantar este dolor que me carcomía, arrasando con todo a su paso, dejándome tan sólo una pequeña y casi diminuta esperanza de poder alguna vez alcanzar la felicidad; Si es que alguna vez llegaba a alcanzarla.
Pasado varios minutos llamaron a la puerta, limpié mi rostro con ambas manos, y le di permiso para pasar a quien se encontraba al otro lado de la puerta. Como era posible, como supo que estaba aquí, mis ojos se abrieron aún más del asombro al ver quien era...
Era Daniel acompañado a pasos más atrás por Danisse.
Daniel se acercó lentamente hacia donde estaba, Danisse nos dejó solos, entendió que debía hacerlo por alguna extraña razón que yo desconocía.
Hubo un par de minutos de silencio, solo era su mirada penetrante en la mía. Me sentí apenada; si hubiese sido una guerra de miradas habría perdido. Mi mirada se desvió hacia la ventana.
Daniel cambió su semblante, su expresión pasó de ser lástima a una forma divertida impresionante.
-Vaya, sabía que eras débil pero nunca pensé que tanto –Dijo colocando su mano en su boca para tapar su sonrisita burlona-.
Lo que me faltaba, él aquí... Debí ser más específica con Danisse, acaso nadie comprendía que quería estar sola.
-Me encontré a Danisse en recepción, mientras me entregaban los papeles de mi alta –Continuó diciendo con aquella actitud repugnante y confiada-. Que ironía, no. Vos y yo golpeados por la misma persona, enviados al mismo hospital, claro, que ya yo estoy mejor, pero vos... Bueno vos nunca has estado bien, pero ahora estás peor –Dijo en tono sarcástico.
Giré mis ojos en muestra de disgusto.
-Si viniste a burlarte, mejor vete –Dije disgustada.
-Tranquila, solo quería hacerte enojar con mi humor sarcástico –Explicó acercándose al banquillo que estaba al lado de la camilla para tomar asiento.
-No necesito tu humor sarcástico ahora –Respondí aún disgustada.
-Está bien, prometo ya no sacar mi lado sarcástico... A menos que me obligues a hacerlo. –Dijo mostrando una sonrisa.
No dije nada más.
Lo menos que quería, era que Daniel estuviera ahí, no soportaba su arrogancia y sus ganas por disgustarme cada vez. De repente me quedé pensando: ¿Como era que Danisse conocía a Daniel? Ella nunca quiso acompañarme las veces que venía a verlo cuando él estaba en coma, bueno no que yo supiera, y antes de lo que le ocurrió no recuerdo haberla visto hablando con él ni por error.
-Vamos ya no estés enojada, te pondrás anciana pronto, eh –Dijo, tratando de subirme el ánimo-. No vine a hacerte enojar, solo quería cambiarte el ánimo, Danisse me dijo que estabas algo deprimida... y ya que vos me visitabas cuando yo estaba en cama, tenía que devolverte el favor.
-Si pues, gracias... Ya estamos a mano, te puedes ir.... –Respondí de mal gusto.
-Está bien, lo entiendo –Dijo cabizbajo, dirigiéndose a la puerta.
Se fue, pero casi de inmediato entró Danisse preguntando qué había pasado, ya que se dio cuenta de la expresión decepcionante de Daniel al salir éste de la habitación.
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Margaritas en Verano
Teen FictionSINOPSIS Alice Blanco, 18 años, una chica ordinaria con grandes conocimientos, con una belleza tanto física como intelectual; venezolana al fin. Pero por motivos de estudios y además por la fuerte situación que se vivía día a día tuvo que irse a la...