Capítulo 5

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Transformaciones con el profesor Dumblerdore, bieeen, notese la ironía.

El profesor Dumblerdore me tenía un ojo siempre encima, aún con la poción él me notaba, aunque se que a los adultos esto les afecta en menor medida, parecía como si a Dumblerdore no le hiciera una pizca de efecto, y eso siempre me ha tenido en su mira.  Esto se lo explique una vez a mi madre, pero no me creyó, y dijo que el profesor Dumblerdore era la mejor persona que ella había conocido en su adolescencia junto a sus amigos. Él no se fiaba de mi.

Y con razón.

Me senté en la segunda fila, al lado de la ventana. La gente se iba sentando, nos tocaba con Gryffindor.

Una compañera de mi casa se sentó a mi lado. No le di importancia.

Dumblerdore empezó a hablar cuando nos sentamos todos en los asientos.

-Espero que halláis  pasado unas increíbles vacaciones, y tengáis energías renovadas para este cuso, ya que...- No se que dijo, cada vez le oía menos, mi vista se empezó a nublar, y antes de que mi cabeza se golpeara con el bordillo de la mesa, oí a mi compañera gritar. Luego, todo se volvió oscuro.


(¿Dónde estoy?)

-¡Esa niña no debe nacer! ¡¿Es que no lo veis hermanos?! ¡Es hija de padre!

(¿Qué son estas voces? ¿De dónde vienen? Todo esta oscuro...)

-Tranquilo Zeus, esa niña nacerá mortal, tanto su madre como Luke lo eran.

-¡Esa no es la cuestión Hades! Esa niña es un peligro, no ha nacido y ya esta cambiando todo!- Zeus levantó la voz- Y sabéis tan bien como yo que si ella....

(¡No! ¡No te cortes!)

Una luz blanca me cegó, y esta vez si vi algo.

Un niño con una cicatriz en la frente, en un aula de Hogwarts, mirando al profesor con, ¿repulsión? El profesor... es...

//Narra XXX//

Su piel estaba demasiado pálida, más de lo habitual, parecía muerta.

Ella se desmayo en clases, no sin antes dar un grito agonizante de dolor.

Cada poco tiempo, todo su cuerpo brillaba con una luz dorada, aveces demasiado fuerte y me tenía que tapar los ojos con miedo de cegarme.

Ella guardaba un gran poder en su interior.

De pronto se empezó a mover, como a convulsionar, iba a llamar a la enfermera, cuando vi que empezó a brillar, pero esta vez de un color blanco, igual que su pelo.

Paro de convulsionar, y dio una bocana de aire mientras se incorporaba.

Mientras ella recuperaba el aliento, yo ya estaba saliendo de la enfermería, y cuando cerraba la puerta le oí susurrar mi nombre, como llamándome.

Y sin más, cerré la puerta detrás de mi.


Siento no haberla continuado, pero las clases me tenían prisionera. Pronto me dan las vacaciones.

Gracias por leer.

El poder de la hija del tiempo. (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora