Parte II

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Ese día me quede en casa de Cila, aprovechando que somos de la misma talla, no necesito ningún equipaje, aunque para entonces ya había bastante ropa mía en su habitación. Como de costumbre, Cila habla a Zin después de clases, y en cada ocasión noto cuanto se... cuanto nos extrañamos.

Cila es muy bonita, se parece mucho a su madre, su piel es blanca y su cabello es castaño claro, pequeña y delgada, con un rostro que te invita a sonreír si te mira. No muy diferente a mí, muchos preguntan si somos gemelas, aunque seguro no solo por nuestro parecido, sino que nuestra personalidad era muy similar, al menos para los que no nos conocían; es que nos complementábamos a tal grado que parecíamos iguales, supongo que aprendimos una de la otra, aunque yo siempre note la diferencia. Cila era valiente para enfrentar las situaciones presentes, pero cuando se trataba de ver a través del tiempo, le faltaba enfoque, vagaba mucho y le volvía indecisa, yo en cambio, pensaba más, o de más, y a menudo me perdía en decisiones inesperadas. Tal vez por eso hacíamos tan buen equipo, ella me sacaba de aprietos, y yo le ayudaba a no meterse en tantos.

Así es como decidimos que ambas queríamos ir a través del portal, y habíamos hecho un plan para conseguir que Zin y mis padres nos dejaran ir, y aunque nada salió como planeamos, estábamos ansiosas, esperando en su habitación, a que Zin respondiera la llamada.

Él es más como su padre, no tan blanco y de cabello oscuro, tía Tarla es de piel negra, y una mujer de carnes como dice ella.

Hola dice Cila, con una sonrisa y agitando su mano frente a la cámara, Zin no puede evitar sonreír de vuelta.

-hola-

-hey, am, ¿Qué haces? ¿sigues en el laboratorio?-

-si, solo reviso unos sistemas-

-¿te vuelvo a llamar?-

-no, está bien, esto es automático, solo tengo que esperar-

-entonces ¿otra vez no tomaras tu descanso?-

-eh, pues comeremos todos aquí, no hay nada más que hacer hasta que el proceso termine-

-¿pero no iras a dormir?-

-dormí en el anterior-

-mmm... te voy a creer- bromea Cila, sabiendo que suele trabajar de más para matar el tiempo.

-jaja, ¿y tú día, cómo estuvo?-

-bien, todo bien, entregamos un trabajo hoy y, saque una A-

-genial, yo sabía que podías hacerlo-

-¿De qué hablas? Yo siempre saco buenas notas-

-sí ag, justo a eso me refiero- ahí ella hizo ese simpático gesto de indignación.

-¿y cómo te fue a ti?-

-bien, no hay mucho que hacer, pero el día se me está pasando rápido-

-¿Cómo no hay mucho que hacer? ¿A qué vas a trabajar entonces?-

-bueno, si hay que hacer, pero necesitamos un material y llega hasta mañ...-

-no me importa-

-¿entonces para que preguntas?-

-es que, si quería saber, en serio, pero cuando empezaste a hablar me aburrí y, ya no me importa-

-...te odio-

-si yo a ti también, por eso me voy a escapar con alguien, y me iré a México-

Segunda TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora