Parte VI

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Nadie supo a donde fue o cuanto tardaría en volver, pero por un buen rato se sigue rumoreando lo que paso. Cila y yo vamos dar una vuelta por alguna plaza y pasa un buen rato hasta que el sol empieza a bajar. Mas de una vez muchas personas vinieron a ver el motor, alumnos y maestros, tomándose fotos con el motor medio quemado, y comentando en la red el video de la explosión.

Como a eso de las seis, Zin se deja ver otra vez, había ido a un taller y paso un buen rato ahí buscando conseguir una pieza. Luego fue a casa a comer y darse un baño, quería verse bien para el final del día. Después de mensajearnos un rato, para saber lo que hacíamos y asegurarse de que estuviéramos ahí a tiempo, por fin llego al piso cargando consigo aquella pieza, y un buen grupo de gente siguiéndole. En cuanto entra al lugar y se dirige al salón la gente le reconoce y se junta para ver lo que hará, aun los que no puede entrar están atentos a la trasmisión.

Pensé, estará seguro que ese día termina todo, pero me lleve una sorpresa cuando descubrí porque quería verse bien.

-eres la comidilla del pueblo- dice Menil.

-quieren ver cuando me queme las pestañas-

-aun si no se estabiliza ya impresionaste a quien debías-

-nunca pensé mucho en eso-

-lo sé-

Zenlay desarma el motor otra vez, esta vez solo unas partes, de pronto voltea y nos ve sonriendo. Cila y yo nos vemos, pensando, ¿y este? ¿que se trae? Entonces escucho esa voz detrás de mí, simpática y juguetona.

-en este mundo hay dos clases de hombres mi amigo, los que traen el arma, y los que cavan- una frase de una de mis películas favoritas de vaqueros.

Ambas volteamos extrañadas, aunque Cila sonriendo, y yo confundida, y es cuando la veo, la cosa más bella en el mundo. Alta, piel blanca, piernas largas, cabello rojo fulgurante, como la única vela encendida en la oscuridad. Todavía encima me ve y me dice, con su increíble, hermosa y perfecta sonrisa, y con esa finta de chica ruda.

-tu cavas-

Yo me quedo anonadada, entre sonriendo y boquiabierta, a punto de sacarle a mi corazón un pedacito más para entregárselo. Como si fuera poco, todavía se muerde el labio mientras me ve, luego voltea a Cila y Cila da un salto y un fuerte grito que me contagia una increíble alegría, no puedo más que sonreír viéndolas abrazarse.

-Kaylar- dice Cila, casi llorando.

-hermosa, pequeña, mi niña- responde ella, la perfección hecha mujer, inspirándome tanta ternura, con su apasionado abrazo y todos esos besos que le da a Cila en toda su carita. Me conmueve tanto que, me muerdo el nudillo del pulgar, para mantener la boca abierta y poder respirar sin llorar.

Luego la chica voltea a verme, sonriéndome coqueta y extendiéndome un brazo. Yo no puedo dejar de verla, con mi expresión atónita, ni siquiera puedo extender bien mis brazos hacia ella, más ella se acerca y me ase a si y me abraza junto a Cila.

-¿Quién es?- le pregunto a Cila en silencio, mientras me acurruco en su pecho y las abrazo.

La reacción de Cila y el cariño entre ellas me hizo sentir como haber descubierto una versión femenina de Zin; fue tan fácil querer abrazarla, y tan fácil sentirme amada entre sus brazos y sus besos, como si al fin hubiera encontrado algo que se me había perdido, y no sabía lo que era, pero lo supe al verla.

-¿así que tú eres Annie?-

-¿Cómo sabes mi nombre?-

-yo soy Kaylar, tu otra hermana-

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2019 ⏰

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