La partida duro casi dos horas, aunque para Cila y para mí, una vez que se nos acabó la botana ya no valía la pena estar paradas ahí viendo aquello. Seguimos el juego en la transmisión mientras fuimos a dar una vuelta, y a dónde íbamos, la mayoría seguía el juego en su Holo. Tía Tarla era la más interesada de las tres, y la que nos mantenía al tanto de lo que pasaba; Zin nos había enseñado a Cila y a mí, pero su padre y tía Tarla le enseñaron a él.
El juego avanzaba despacio a ratos, moviendo una pieza a la vez, y a ratos bastante rápido, entre sacrificios e intercambios. Aunque pasaron más de treinta minutos al inicio, sin retirar ni una sola pieza del tablero. Ambos intentaron posicionar sus piezas lo mejor posible, tratando de negar cualquier intercambio favorable para el otro. Luego de poco más de una hora se habían tomado muy pocas piezas, y todos estaban impresionados de como valoraban y defendían cada pieza, cada posición; desde el peón a la reina, todos funcionaban y encajaban como un rompecabezas entre las fichas y jugadas del otro.
El final del juego fue fascinante, dejando a todos pasmados por la ejecución y el entendimiento que tenían de la estrategia del otro. Abriéndose paso con dos peones entre las fuerzas de Zin, el hijo de Corlan llevo Dama y Caballo hasta el rey, y luego de una feroz batalla, Zin sacrifico su única torre para sobrevivir, y logro tomar la reina de su oponente.
El tablero había sido fragmentado por el dominio del territorio, caballo y peón de Zin contenían la torre enemiga en una esquina, mas su reina había quedado prisionera de la inutilidad en otra; aunque tenía libertad para mover su reina, ningún movimiento servía para nada, debido a la presión enemiga sobre los ángulos. El mismo rey de Zin hace al caballo retroceder, pero el alfil del muchacho había clavado el alfil de Zin en su posición casi todo el juego. Es el turno de Zin, y empieza a liberar piezas, caballo y alfil blanco en ambos bandos, mas Zin aun con su reina. El joven Jade presiona para no perder ni un turno, pues al momento del juego, ya no tenía como evitar que Zin rescatase su reina. Con apenas diecinueve años, era bastante bueno, bastante mejor que Zin, pero Zin tenía a su favor, una mente sagaz. Corlan le había enseñado bien cómo dominar con iniciativa y agresividad, mas Zin podía ver a través de su estrategia. Él, atacaba y presionaba, y Zin siempre tenía con que responder. Acostumbrado a prever y resolver problemas que otros simplemente desechan, Zin paso todo el juego evadiendo lo que su rival hacía, aun en un par de ocasiones Zin tendió una trampa, y el muchacho esbozo una sonrisa al caer en ellas, una de satisfacción, era claro que el duelo le causaba placer.
Sabiendo que el joven Jade era bueno peleando, Zin hecha su rey al ataque, presumiendo con un juego rápido que iba a todo por el mate. Así mantuvo presión sobre el rey hasta deshacerse de todos los peones, menos uno. Cuando se dio cuenta, Zin uso su reina para salvar su caballo, pero con mucha habilidad, el joven tomo la reina y el caballo de Zin. Ahora el mate está a unas cuantas jugadas, y Zin solo tiene su alfil para defenderse; entonces luego de perder su reina, Zin mueve su rey a una posición que le hace fruncir el ceño al hijo de Corlan, un segundo después y empieza a sonreír. Tía Tarla dice, -ya lo tiene- y mientras sonríe meneando la cabeza, mira a Zin, y deja caer su rey, rindiéndose contra él. El profesor Jade le pone la mano sobre el hombro a su hijo y le dice, -bien jugado- y el desconcierto se oye por todo CAnsu, pues muy pocos entendieron lo que paso, y por supuesto, ni Cila ni yo entendimos nada.
-¿Qué paso?- dice Cila.
-¿Por qué se rindió?- pregunto yo.
-porque no podía ganar-
-pero Zin estaba acorralado- digo.
-es cierto-
-no niñas, miren bien- dice Tía Tarla, y retroceder el video.
ESTÁS LEYENDO
Segunda Tierra
Science FictionAl tiempo que Annie resiente todavia una perdida, encuentra en su pena, la sensatez que le permite apoyar a Cila tras la muerte de madre. Es en su dolor que se unen y se forma una amistad que cambiaría su vida. Viviendo en el futuro de un mundo deso...