Capítulo 1

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Capítulo 1: Bienvenido a casa, Tetsuya.

Finalmente llegaron a su destino sin ningún contratiempo; y eso que había habido momentos en los que Kuroko había temido por su propia vida. Más feliz de lo que recordaba haber estado desde hacía semanas, el joven peli azul fue el primero en levantarse de su asiento. Como si hubiese estado sentado en un muelle durante todo el trayecto. Aunque quizá, debería de habérselo pensado mejor. A causa de la tensión y la fuerza que había estado haciendo sin darse cuenta, las piernas le temblaban; causando que trastabillase nada más levantar. Gracias a Dios todo quedó en un susto y pudo recobrar el equilibrio con facilidad.

- Menos mal que Arni no está aquí...- murmuró para sí.

Arni Paulsen, un joven con raíces japonesas y noruegas, y el primer amigo que hizo Kuroko al llegar a Kirkenes. Estos pensamientos hicieron que su corazón se estremeciese. No llevaba fuera ni dos días y ya echaba de menos a sus amigos, hasta la forma en la que se burlaban de él por su pésima forma física; para luego acabar comprando su perdón con uno de esos batidos que tan loco le volvían. Sin duda alguna, lo que echaba de menos era ese hogar que tanto esfuerzo le había costado construir. Podía parecer un tanto extraño, al fin y al cabo Japón era su país de nacimiento y donde había vivido la mayor parte de su vida. Simplemente... no había lugar para él allí.

¿Qué por qué volvía entonces? Fácil. Akashi se lo había pedido, aun le daban escalofríos al recordar la conversación. Su amigo era... no es fácil de describir a Akashi Seijuro, quizá la palabra más cercana era 'autoritario'. En opinión de Kuroko, su amigo simplemente era como le habían dicho que tenía que ser; aunque le había añadido un toque sádico.

A lo que iba, la conversación. Un mes atrás había recibido una llamada del pelirrojo pidiéndole que volviese, él dijo que NECESITABA que volviese. Kuroko aceptó de inmediato; Akashi Seijuro NO pide las cosas, Akashi Seijuro NO necesita de nadie.

Por mucho que Kuroko había insistido, el otro no había soltado ni prenda, lo único que aceptó hacer fue jurarle una y mil veces que no se estaba muriendo. No mucho tiempo después el peli azul recibió un correo con fechas, horarios y un billete de avión. Todo muy al estilo Akashi. Así que no le quedó más remedio que hacer sus maletas, intentar arreglar la mayor parte de sus asuntos y despedirse de sus amigos. Aunque todo con la esperanza de no tener que quedarse mucho en Japón, su vida no estaba allí. Y unos días después ahí estaba.

La verdad es que le parecía una perdida completa de su tiempo. No iba a darle más vueltas al asunto. 8 años atrás había huido, 8 años sin noticias de ninguno de sus antiguos compañeros; únicamente Akashi conocía su paradero. En todo este tiempo, había crecido como persona o eso esperaba. Así que tampoco estaba en sus planes el permitir que sus fantasmas del pasado lo intimidasen. Había ido con la intención de ayudar a un amigo, lo haría, aprovecharía su estancia lo máximo posible y después volvería a su hogar.

Antes de que Kuroko se diera cuenta, el avión había comenzado a vaciarse. Únicamente él y su compañero seguían en sus asientos. Cuando pudo ver que ya casi todas las personas habían marchado, Kuroko salió de su lugar y comenzó a buscar su pequeña maleta. A primera vista podía parecer que el peli azul rehuía a la gente, pero no, no es que él tuviese un problema con la gente. Más bien eran ellos quien tenía un problema con él, con el hecho de no verlo, de no sentirlo. Y no era agradable, mucho menos en espacios tan pequeños como ese. Pero a eso, como a todo, había acabado por acostumbrarse.

Debido a esto, al viaje, los recuerdos y a las personas en general, el peli azul acabó de un humor verdaderamente pésimo. Estaba de tan mal humor que, al darse cuenta que el pelirrojo aun dormía, ni si quiera le paso por la cabeza la idea de despertarlo. Y sacándole la lengua mentalmente, aprovechó para echarle una última mirada, a sus hombros cuadrados y anchos, sus facciones, su cabello. Solo... ¿De qué color serian sus ojos?

¡Solo quiero ser libre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora