Capítulo 9

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Capítulo 9

El despertador sonó mucho, muchísimo antes de lo que a Kuroko le hubiese gustado ¿por qué de momento parecía todo tan difícil? Levantarse era una tarea titánica y la sola idea de afrontar el mundo exterior... Incluso estaba tentado de pedirle a Arni que viniese a por él. O quizá no a por él, pero sí que viniese por él. Arni era su apoyo, estable, sólido, único.

Él que le pegaría una paliza para que despertase, de ser necesario.

Lo echaba tantísimo de menos. Joder.

— ¿Kuroko- kun? — Escuchó como lo llamaba Furihata desde fuera, golpeando levemente la puerta

— ¿Sí? —

— Me preguntaba si hoy vendrías conmigo a la guardería, no sé... Si no te apetece...—

— ¡¡Sí!! Sí iré, por favor, me ducho y salgo. No te vayas sin mí. — Contestó este con urgencia. De ninguna manera pretendía quedarse todo el día encerrado en casa, sin nada más que hacer que pensar en sus miserias. Regodeándose en su propia desgracia.

Desperezándose, encendió los altavoces de su MP3 y pronto la música se apoderó tanto de la habitación como de su cabeza.

I remember years ago
Someone told me I should take
Caution when it comes to love, I did

And you were strong and I was not
My illusion, my mistake
I was careless, I forgot, I did

Una canción tan triste, pero que le llenaba de paz. Siempre había pensado que la música dependía de quien la interpretara. A lo mejor, había personas que veían esta canción como una oda al dolor y a la traición, pero Tetsuya creía que hablaba del siguiente paso hacia una vida mejor: la aceptación.

And now
When all is done, there is nothing to say
You have gone and so effortlessly
You have won, you can go ahead tell them

Tell them all I know now
Shout it from the roof tops
Write it on the sky line
All we had is gone now

Se identificaba tanto con ella. En este tipo de situaciones, cuando alguien te traiciona, te hace daño o te abandona, es normal estar dolido. Es normal llorar, quebrarse, sentirse asfixiado. Pero Kuroko había aprendido —o más bien le habían enseñado— que en algún momento tienes que decir basta. Aceptar que esas personas tomaron su decisión y esta te dañó, pero basta, tú también puedes tomar tu propio camino y no tiene porque ser tan doloroso.

Escuchar de nuevo esta canción lleno a Tetsuya de una paz un tanto extraña. Durante mucho tiempo había tratado a su pasado como algo doloroso que debía esconder, algo oscuro que lo perseguiría hasta el final de su vida ¿pero y si era eso lo que debía hacer? Decir "Me maltrataron, sí ¿y qué?", he sobrevivido a todo ello.

— Perdón por la tardanza, Furihata- kun. — Kuroko bajó las escaleras un poquito más animado. Quizá no todo estaba perdido.

— ¿Listo, Kuroko- kun? — Le preguntó mientras alzaba el puño en dirección a Kuroko, esperando su respuesta.

El camino hasta su trabajo fue rápido y la conversación ligera. Ninguno de los dos volvió a sacar el tema, aunque Kuroko pudo ver como de vez en cuando Furihata lo observaba por el rabillo del ojo, como queriendo asegurarse que todo estaba bien. Sin embargo, no fue hasta que llegaron a la guardería que Kuroko pudo respirar tranquilo.

La guardería Los Girasoles era un lugar precioso, casi tan impresionante como los niños que acudían al lugar. Paredes altas y tejados gruesos, pintados de color amarillo. Pero no ese amarillo que te hace querer cerrar los ojos, era suave, cálido, te hacía pensar en noches de verano o en tardes de juegos con tus amigos de la infancia. Era precioso. Además estaba encantadora decorada con pequeños girasoles pintados en las paredes.

¡Solo quiero ser libre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora