Capítulo 10

651 56 16
                                    


Algo tocaba su mejilla.

Algo le hacía cosquillas en el pie.

Tocaba su brazo.

Movía sus sábanas.

Sin embargo, Kuroko sabía que ayer se acostó solo. Fue el apartamento de Kagami, eso lo recordaba. Vieron el partido, tuvieron una cena deliciosa y se besaron. Única y exclusivamente se besaron. Y al final de la noche Taiga, de una forma muy dulce, lo acompañó hasta su casa. PERO YA ESTÁ.

¿Qué narices estaba manoseándolo en ese momento? La verdad es que Kuroko estaba asustado y le daba miedo abrir los ojos y descubrir quién o qué estaba allí. No obstante, cuando un chorro de agua le dio en toda la cara, finalmente se decidió.

— ¿Pero qué demonios...?

— ¡¡¡¡¡¡SORPRESA!!!!!! — Le gritó alguien mientras se le tiraba encima y lo abrazaba.

Al principio Kuroko se quedó un poco asombrado, ni siquiera le había dado tiempo a sacar los brazos de dentro de las sábanas. Pero luego, cuando se dio cuenta de quién era una enorme alegría lo invadió.

— Dios mío, Arni ¿qué haces aquí? —

— ¿Eh? ¿Esa es forma de recibir a tu mejor amigo, pedazo de desconsiderado? —Tan rápido como le permitía la situación, Tetsuya se levanta y se tira a los brazos de su mejor amigo.

— Te he echado tanto de menos, Arni...

— Ya estoy aquí, pequeño Tetsuya.

Después de un rato, Kuroko descubrió que había sido Akashi quien lo había organizado todo, como este mismo le comentó, sonriendo ligeramente. Desde un principio, incluso antes de que Tetsuya llegará a Japón y todo comenzara de nuevo, le había preocupado mucho que este tuvieran que sobrellevar la tensión por si solo. Akashi era completamente consciente de que debido a su trabajo, no estaba en casa todo lo que le hubiese gustado, ni mucho menos el tiempo que ellos dos necesitaban. Además, como motivo un poco más egoísta, tenía muchísimas ganas de conocer al que se encargaba de cuidar de su hermano allí en Noruega. Una vez Tetsuya se despejó y vistió, los cuatro disfrutaron de un increíble desayuno.

La alegría inundaba el corazón de Kuroko, estaba tan feliz que no podía dejar de sonreir, aunque esto le hiciera sentir como un estúpido. Para él, que incluso con toda la presión y el estrés de la boda, Akashi se hubiese molestado en traer a su amigo hasta allí... Se sentía el hombre más querido del planeta ¿Felicidad? ¿Alegría? ¿Dicha extrema? Ningún adjetivo parecía ser suficiente para describir lo que estaba sintiendo en ese mismo momento. Eso sin mencionar lo feliz que le hacía ver que todos se llevaban tan bien, lo llenaba de paz.

Tampoco es que pensase que se iban a llevar mal.

Arni tiene la habilidad —aunque a veces para Tetsuya era una maldición— de llevarse bien con todos, las personas siempre parecían verse atraídas por su personalidad desbordante y buen humor; como si una fuerza invisible los empujara. Por no mencionar su aspecto. Alto, considerablemente atlético, con el pelo siempre estudiadamente desordenado y con un mechón de cabello rubio cayendo sobre su frente. Además, llevaba ambos lóbulos de las orejas y la lengua perforados. Definitivamente las personas, tanto hombres como mujeres se veían atraídos por su amigo.

Ah, pero Akashi Seijuro ¿quién sabía cómo iba a reaccionar Akashi Seijuro?

Aparentemente todo iba sobre ruedas.



Durante toda la mañana Kuroko sintió que todo eso era un sueño. Tener allí a Arni era muy extraño, pasado y presente uniéndose en un mismo lugar. Y la verdad es que de igual manera, una mañana le había servido para darse cuenta de que durante muchos años había enfocado mal su vida. No era cuestión de olvidar o superar el pasado, sino de aceptarlo. Al fin y al cabo, lo que somos en el presente es fruto de nuestras experiencias y decisiones en el pasado y juntos forman nuestro incierto futuro.

¡Solo quiero ser libre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora