Cambios

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Tuve muchos motivos para dejar de escribir esta historia. Alarm Clock es una canción que significó mucho para mí desde el primer momento en que la escuché. Y con todo lo que pasó, obtuvo un nuevo significado en mi vida. Yo realmente no me sentía capaz de poder volver a escucharla, y me tomó mucho atreverme a hacerlo.

Me tomó mucho más el tan siquiera poder abrir el archivo de esta historia. Pero la idea de no terminar la historia, también me molestaba. 

Alarm Clock describe mis sentimientos en este momento, del mismo modo en que describe este capítulo. 

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Revisó su celular, mirando la hora. Minho ya debió de haberse ido. Taemin sacudió pelusas inexistentes en su camisa, antes de ponerse de pie y acceder a salir de la habitación. Lo había sentido levantarse en la mañana, de la cama, pero no había hecho nada por detenerle y hablar un momento. No habían hablado desde su pelea. Y eso era algo que le mortificaba tanto, porque no entendía por qué le dolían tanto las inseguridades del Taemin del futuro. Mentía. Lo entendía perfectamente, sentía miedo de que por más que pudiera regresar al pasado, las cosas siguieran el mismo curso que habían tenido, y todo esto se volviera a repetir.

Sostuvo un poco el aliento, tocando el picaporte de la puerta. Esperaba que Minho ya se hubiera ido a trabajar, pero no lo deseaba. Quería verlo ahí, y pedirle perdón por haberse enojado con él. Mordiendo el interior de su mejilla, terminó de salir de su habitación, caminando hasta la cocina. No logró evitar que una pequeña mueca se plasmara en su boca. Minho aún estaba en casa. Quiso creer que la presencia de Minho se debía a que él quería remediar las cosas. Entró en la habitación, dirigiéndose a la gaveta donde se encontraban las tazas guardadas. Se paró de puntillas para tomar las que se encontraba más alejada, por el simple hecho de que quería retrasar un poco las cosas, para pensar bien en lo que iba a decir. Cuando logró bajar la taza, suspiró. Minho le miraba fijamente, y aun así se encontraba perdido en sus pensamientos.

-Hey...- Jadeó, acercándose con la excusa de tomar la jarra de café. -¿Has desayunado?

-Yo...no, todavía no.- Minho salió de su abstracción, alargando su mano para poder acariciar el brazo de Taemin.

-Perdón.- Susurró. –Ayer, no debí molestarme contigo...Estaba teniendo un mal día.

Minho se quedó callado un par de segundos. No era común que Taemin pidiera perdón, pero esta era una buena oportunidad para él poder también disculparse.

-Yo también me exalté de más.- Minho se frunció sobre Taemin, subiendo su mano hasta la mejilla del menor. –Creo que me comporté como un patán, ¿no?- Exhaló. –Perdón, me dejé llevar.

Taemin sonrió, abrazando al hombre. Estaba totalmente perdido por él, y no tenía remedio, ni ganas de dar marcha atrás. Su corazón dolió ante la idea de tener que dejar al hombre. Pero debía hacerlo, debía hallar la manera de volver a su tiempo, para poder devolverle al Taemin que Minho amaba en realidad. Soltó el abrazo, respirando con un poco de alivio.

-Te amo.- Dejó que las palabras salieran solas. Lo amaba, y tan sólo tenía un par de días conociéndole de manera íntima. Si pudiera vivir años a su lado, definitivamente sería el hombre más feliz del mundo.

-También te amo, Taemin.- Minho sonrió, iluminando por completo su mirada. –No volvamos a discutir, ¿sí?- Preguntó, aun sabiendo que pedir eso era algo imposible.

-Sí...- Taemin exhaló. –Se te hará muy tarde, hay que desayunar, ¿de acuerdo?

-De acuerdo.- El alivio en Minho también se notaba. Su aspecto había cambiado por completo tras las últimas palabras. -¿Te apetece avena?

Alarm ClockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora