Capítulo 17- Recuerdos

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Eduar.

Me siento como un completo idiota, creo que lo soy.

Yanet no ha vuelto a decir ni una sola palabra después de lo que le dije y sinceramente niciquiera se porque hice eso. Ya estamos en el auto, yo tengo la vista fija en la carretera, le doy un vistazo de reojo y ella tiene la vista pérdida en la ventana de su asiento.

Aprieto el volante al recordar el beso que nos dimos hace unos minutos, sus labios suaves, su cintura, la delicada piel de su cuello y los silenciosos gimidos que salían de su boca. Pero no quiero ilusionarla y darle falsa esperanzas, por le dije eso. Además sí seguíamos así íbamos a terminar haciendo algo más a parte de besarnos.

Le doy otro vistazo rápido, se ve tan sensible como una muñeca de porcela que se puede quebrar con cualquier desliz. Su rostro se ilumina cuando pasamos por alguna lámpara de la calle y su vestido está pegado a su cuerpo debido al agua.

Además de estar sonrojada, ya me acostumbré ha verla siempre como un tomatito andante y nerviosa cuando está serca de mi. Se ve jodidamente adorable.

Eduar no pienses así, te estas poniendo romántico y cursi.

Meneo mi cabeza en negación, creo que leer su cuaderno me está afectando, sí ese cuaderno, allí tiene tantos poemas y frases cursis. Estoy pensando en devolverselo, en realidad se lo devolveria hoy, lo tengo guardado aquí en el auto, pero con lo que pasó no lo pude hacer. Incluso leí algo sobre cuando hablamos en casa de Nana, me describe tan bien con tan simples palabras.

Está chica pasó de estarme acosando desde lo lejos a estar en mi auto. Una sonrisa aparece en mi rostro al recordar todas esas veces que finjia que no notaba que me estaba mirando desde lo lejos, todas esas veces que vi fotos mías a las lados de su casillero, todas esas veces que sentía su mirada sobre mi mientras estábamos en clase.

Es aquí- la voz de Yanet me saca de mi trance, estaba tan undido en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que ya estábamos frente a su casa.

Buenas noches, bipolar- mis ojos se abren un poco al oír lo que dijo, pero ella sale del auto antes de que le pueda decir algo. Entra a su casa y yo me dirijo hacia la mía.

Está vez condusco más rápido hacía mi casa, no tardó mucho en llegar ya que nuestras casas no quedan muy lejos una de la otra.

Estaciono el auto en su respectivo lugar junto a los otros, tomo las llaves entre mis manos y entró. Al llegar a la sala me encuentro con mi hermano mayor el cual está sentado sólo en el sofá. Me acerco a el y le entregó las llaves, porque el auto es suyo el sólo me lo presta.

El me da una sonrisa de boca cerrada y yo se la devuelvo. Subo las escaleras. Seguro mis padres no están aquí, pero para ser sincero ya no me importa sí están o no. Me acostumbré a estar y sentirme siempre sólo. No importa sí somos una familia adinerada, sí no hay amor y unión.

Literalmente mis hermanos y yo fuimos criados por la mamá de Amanda, tener padres ausentes no es lo mejor. Algunas personas se quejan porque sus padres siempre los corijen y le dan consejos, pero hay algunos que desearimos tenerlos presentes.

Meneo mi cabeza y entró a mi cuarto, mejor conocido como mi cueva. Y me lanzó sobre la cama. Quería que todo saliera bien está noche, pero cuando intentó hacer los cosas bien y trato de no estar tan jodido algo sale mal.

Yanet.

Me siento tan estúpida y rechazada a la vez.

Entró a la casa, estoy muy nerviosa ¿y sí mamá está aquí? ¿que le voy a decir? Se suponía que iba de compras con Ana y quién pensaría que este día terminara de está forma.

Mi Crush ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora