3.Egocentrismo y narcisismo

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El egocentrismo, o incapacidad para asumir puntos de vista ajenos al propio, está íntimamente relacionado con la falta de empatía. Con mucha frecuencia los psicópatas son también narcisistas; esto significa que tienden a pensar que son superiores a los demás y más importantes que ellos.
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Jungkook tenía 16 años.

Estaba en horario de clase pero realmente no tenía ganas de escuchar a su profesora, de todas formas la mujer no diría nada que el no hubiese leído ya y tampoco notaría su ausencia, ya que siempre se sentaba solo, en el último banco y en silencio. De todas formas, sabía que aunque viera su asiento vacío no diría nada, al igual que sus estúpidos compañeros quienes agradecían perder de vista al rarito por un rato.

Se había escondido detrás de un pilar y con sus auriculares puestos se disponía a dormir un poco cuando una cara conocida apareció. Habían pocas cosas en esta vida que pudieran llamar la atención de Jeon Jungkook y quien encabezaba esa lista no era menos que Park Jimin. El mismo que ahora se metía junto con otro chico en una pequeña habitación donde guardaban las pelotas, colchonetas y el resto de la indumentaria que utilizaban en sus clases de educación física.  Antes de siquiera pensarlo se había puesto en marcha,  pero se detuvo a mirar por la puerta que su hyung había dejado abierta.

No era la primera vez que seguía a Jimin, pero nunca antes lo había encontrado penetrando a otro muchacho.

Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vió de quien se trataba, no lo hubiera reconocido de no ser por las viejas cicatrices en su rostro, las que él mismo había provocado con su lápiz amarillo. Ése mismo que lo había llamado marica en su infancia estaba siendo penetrado salvajemente y al parecer lo estaba disfrutando bastante, que ironía. Tuvo que reprimir una risa al recordar las palabras que utilizaban de niños para defenderse "el que lo dice, lo es".

Lo que dejó de parecerle gracioso fue el hecho de que Jimin fuera quien tenía el pene en su asqueroso culo. Había pasado los últimos años atesorando el recuerdo de su hyung defendiéndolo y tocando su mano, un gesto que para muchos hubiese sido insignificante pero había sido la primer muestra de "afecto" que alguien había mostrado además de su madre.

Levantó la vista y descubrió que su hyung lo estaba mirando,  profundo deseo en sus ojos mientras seguía penetrando al otro chico. Su mirada bajó hacia el miembro de Jungkook el cual estaba duro debido a la erección que Jimin había provocado sólo con mirarlo, quien obviamente notó el bulto y relamió su labio superior y empezó a embestir con más velocidad como respuesta. Debía irse, alejar la vista, apartarse,  pero solo podía mirar hipnotizado los movimientos de su hyung. Jimin llegó a su orgasmo y le hizo una seña con su cabeza para que se fuera mientras el otro chico subía sus pantalones.

Se apartó lo más rápido que pudo y se escondió detrás de el pilar nuevamente. El chico cuyo rostro llevaba el sello de Jungkook había abandonado la habitación y se alejaba con una caminata un tanto graciosa. -Sal de ahí Jeon- contuvo la respiración. -Sé que estás ahí. -Salió de su escondite y se encontró con la mirada llena de deseo de Jimin otra vez, lo que le envió una corriente a su miembro. -No sabía que eras un mirón -dijo acercándose lentamente. -¿Sabes? Nunca te agradecí por salvarme hace unos años.

-Lo hiciste- dijo hablando por primera vez.

-Pero solo fueron palabras, no lo hice debidamente. -Dijo estando a escasos centímetros -tal vez es tiempo de devolverte el favor -dijo mientras su mano acariciaba el pene de Jungkook sobre sus pantalones,  cuya respiración se hizo pesada como respuesta.

Jungkook había imaginado cientos de encuentros con su hyung, porque había desarrollado una especie de obsesión con el mismo desde el incidente años atrás. Pero si le hubiesen dicho a Jeon Jungkook que la próxima vez que las pequeñas manos de Jimin lo tocaran de nuevo sería aferrándose fuertemente de sus caderas mientras lo prnetraba con fuerza no lo habría creído.

Esas manos que habían aparecido una y otra vez en sus fantasías , acariciandolo, sosteniéndolo o masturbándolo cuando su mente divagaba un poco más ahora lo sostenían tan fuerte que seguro dejarían marcas en su piel y eso lo hacía extrañamente feliz y lo exitaba aún más.

-¿Estás bien bebé?  -La voz femenina lo sacó de su recuerdo. -Estás llorando.

-Estoy bien- respondió secamente. -tócame -exigió y la muchacha le dió una sonrisa lujuriosa.

Las pequeñas manos de la mujer se paseaban por su pecho, descendiendo mientras dibujaba sus abdominales. Jungkook había cerrado los ojos tratando de disfrutar de su toque,  las pequeñas manos siguieron viajando hasta llegar a su pene el cual se sentía grande y poderoso rodeado por las mismas. Todo él se había sentido  grande y poderoso cuando la manos de Jimin habían tocado su cuerpo una y otra vez. Esas pequeñas manitas que lo habían masturbado dándole los mejores orgasmos y que nunca abandonaban sus pesadillas. Si Jimin no hubiese querido irse, si hubiese deseado ser feliz junto a Jungkook como había sido por años no tendría que soportar ahora las sucias manos que lo tocaban mientras él trataba de saciar la angustia de perderlo.

-¿Qué pasa? Estas llorando otra vez.

-Es que no eres el. -Dijo apartándose para buscar algo en el bolsillo de su pantalón.

-¿Él, quién es él? ¿Eres uno de esos que tienen problemas para superar a su ex? Porque podríamos divertirnos y olvidarlo por un rato.

Jungkook se puso en frente de la muchacha y con una mirada llena de dolor repitió -No eres él - antes de llevar su navaja al cuello de la chica y realizar un corte profundo del lado derecho y mover la cuchilla al extremo contrario, cortando de punta a punta y viendo como sus ojos se agrandaban por la sorpresa y se desangraba lentamente.  Levantó las manos a su garganta tratando de impedir la hemorragia pero era claramente inútil,  su cuerpo se desplomó, débil por la falta de sangre ante sus pies.

Se dirigió al sillón donde había dejado su maletín y sacó un cuchillo bastante grande y bien afilado que llevaba para estas ocasiones. Tomó con mucho cuidado las pequeñas manos y moviendo el cuchillo con fuerza y precisión por las muñecas cortó cada una. Esas pequeñas manos eran un insulto hacia el tacto perfecto de Jimin.

Se dirigió al baño y tomó una larga ducha, quitándose los rastros de sangre y tratando de alejar la sensación de sus pequeñas y sucias manos contra su piel.

¿Por qué Jimin? ¿Por qué no querías quedarte conmigo?

SERIAL || JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora