III.

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Luego de ubicar más o menos la dirección de su víctima y coger varios libros románticos para sus cartas se fue a su hogar.

Después de lo que paso hace 4 años sus padres tuvieron más peleas de lo común y se divorciaron quedando Johnny con su madre.

Ella nunca sospechaba de por qué su hijo tenía tantos amigos, pero a la semana se "peleaba" y no los volvía a ver. Así pasaron dos años hasta que se mudaron al pueblo de sus abuelos maternos y cambio el modo de asesinar ya que, la pubertad y las fantasías sexuales y sádicas que tenía las hacia realidad. Dejó de cortar manos y empezó a torturarlas placenteramente y dejarles cartas oscuras de que las quería tanto que no soportaría verlas siendo felices con alguien que no sea él, por eso las asesinaba.

Pero en realidad a él completamente le daba igual, y la mejor parte era que los familiares de las víctimas sospechaban de los exnovios. Era tan divertido verles la cara de confusión.

Llegó a casa no sin antes pararse al minimarket y comprar cigarrillos.

-He llegado, Mamá - avisó cerrando la puerta detrás de el.

-¡La cena esta lista, cielo! ¡Ven a poner la mesa! - exclamó desde la cocina.

La saludó con la mano cuando llegó a la cocina a coger los cubiertos. Su madre había cambiado desde su divorcio. Antes era una persona seria y responsable, con unos kilos de más y con problemas de espalda. Ahora es una señora que aparentaba 30 recién cumplidos, muy delgada y tan sonriente y pálida como Johnny.

La cena transcurrió con conversaciones amenas sobre como le había ido en su primer día. Johnny sería un asesino despiadado, pero con estudiar un día antes sacaba notas que superaba a los que se esforzaban.

Injusto pero, a él le daba igual.

Terminaron de cenar y recogieron los platos para luego ver programas y series que echaban por la noche. Pasaron unos minutos a los que Johnny le dijó a su madre "buenas noches".

Se fue a su dormitorio para seguir escribiendo y dormir plácidamente, cómo si su consciencia no estuviera manchada de sangre.

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22 de Noviembre, 2019

-Llego tarde, llego tarde, llego tarde, llego tarde... - se encontraba en el salón abrochándose su jean ajustado con una tostada en la boca que le dificultaba a la hora de repetir el "llego tarde".

Mark tenía tan mala suerte de no poner su alarma y que su compañera de piso se levantara dos horas más tarde que él.

Cogió su mochila con los libros y los apuntes de anoche. Salió de su piso con media tostada con crema de cacao corriendo por las calles de olor a rocío. El cielo aún estaba amaneciendo así que no fue desagradable ver ese amanecer cogiendo el bus, el moreno no iba andar ese tramo, no señor.

Al llegar rápidamente a la universidad divisó a su única amiga, rodeada de unos alumnos de su nueva clase. Genial, había hecho amigos. Era una virtud de Nayeon, clase a la que pertenecía, clase a la que dominaba con su aegyo, agh.

Paso al lado de su "amiga" y desafortunadamente la encontró por muy bajito que fuese, a la pubertad se le olvido la altura de este.

-¡Leele! -

Mierda - pensó el moreno.

- Llegas tarde, ¡pero no pasa nada! - dijó abrazándole y siendo no correspondida por él - te voy a presentar a nuestros compañeros de biología : Jongin, Yanan, Wooseok, Irene y Ten, es taílandes - susurró en el oído de su amigo como si se tratará de un perro azul.

-Un gusto - se dirigió a todos con una sonrisa.

-¿Tú eres el que sacaste todo sobresalientes el año pasado? No se si me recuerdas, pero estaba en tu clase de economía doméstica - dijo ese tal Yanan, ahora que se fija si lo recordaba. Es un chico alto de piernas desproporcionadamente grandes con cabello blanco, difícil de olvidar.

-A sí... creo que me suenas - dijó reconfortante.

-¿Esperamos a mi amigo en la cafetería? -hablo el taílandes.

-¿A Johnny? - preguntó Irene.

-Sí, me dijo que llegaría hoy en coche, pero que le esperará para ir a la biblioteca.

-Tan despistado -añadió Wooseok.

-Entre gigantes os entendéis.

-Calla negro - habló Ten.

Mientras Mark escuchaba las aburridas preocupaciones de los adolescentes en la cafetería se limitó a leer la novela que le acercó aquel chico.

Aún no se sacaba el mote de su cabeza y no llevaba ni una semana, era irritante.

Dejó de leer y se concentró en ir a la fila de la cafetería no muy llena y esperar a comprar un snack. No era mucho de comer comida basura, pero necesitaba distraerse, no quería escuchar de que color se pintaría el pelo este mes Jongin o que pie calza Wooseok.

Llegó su turno en un santiamén y pidió una barrita de chocolate y unas patatas azucaradas muy extrañas, no tenían mala pinta. Al girarse se chocó con un chico de igual altura que el y cayó derramando la bebida del muchacho a unos metros de ellos.

Levantó un poco la cabeza para gritarle incoherencias, pero los ojos de ese chico le detuvieron, y los labios, y su fina nariz, su rostro en general la dejaron boquiabierta. Nunca antes se había topado con un chico tan... no se puede describir en la mente de nuestro protagonista.

-Perdón, perdón soy un idiota y un desastre. No sabía por donde miraba, enserio lo siento - se disculpó con ese bello chico rápidamente.

-Que va, encima te he tirado yo tu bebida, yo soy el torpe - Mark se levantó rápido cogiendo sus snacks y ayuda también a levantar al chico.

Se miraron por unos instantes callados y embelesados el uno con el otro.

-Por cierto, soy Lee Donghyuk, un placer y de nuevo y mil disculpas - se presentó el chico con cara de hámster, tan adorable.

-Yo soy Mark Lee, encantado - se apresuró a entrelazar las manos en un saludo quedándose otra vez hipnotizados.

-Un gusto, y no te preocupes por la bebida, ojalá todos los problemas sean a si - su voz era tan bonita que el moreno quedo aún más anonado, ahora mismo empezaba a replantearse su sexualidad.

¡Maldita existencia de timbres! - pensó Leele al hacerse presente el sonido de esa señal para que entrarán la mayoría de los alumnos.

-Espero verte por la biblioteca o de nuevo en la cafetería.

-Sí, ojalá... - susurró - Oye, h-hoy no quiero quedarme con Nayeon y su grupo. Si quieres estoy en el aula de informática.

-Estupendo, nos vemos Mark.

El chico se fue no sin antes despedirse y coger la lata que tiro diciéndole a la encargada de la cafetería que el haría una hora extra por el destrozo.

El moreno no había conocido ser tan bello y bondadoso en su existencia insignificante. Luego de ese bello suceso volvió a clase con Nayeon y su grupo agradándole solo ese taílandes y el gigante Yanan.

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que conste que no shippeo el Markhyuk ni por asomo, pero siempre viene bien un tocapelotas

Histeria; JohnMark [ Cancelada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora