Capitulo 2

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Voltée a ver a mi amiga con incertidumbre y ella abrió los ojos como plato, pero algo en su mirada me invitó a voltear hacia la puerta, estaba abierta y mi mochila estaba frente a mi...Hice lo que la sensatez y la poca cordura que tengo me dictaron...mala decisión.

Tomé rápidamente la mochila y salí corriendo hacia la puerta- No, no estoy loca- grité como una loca mientras corría, ¿irónico no?

Al atravesar la puerta, alguien me arrebata la mochila, volteo solo para toparme con el pecho de alguien que me carga como si fuera de lo más natural y me devuelve a la casa, cierran la puerta con seguro y mi amiga no está, entro en pánico.

-Mira como te dije, tienes elección pero no puedes elegir sin antes oirnos a nosotros, ve si te gusta o ¿acaso te da miedo?

La verdad es que estaba aterrada de verme en una situación tan poco usual, mi mente comenzó a imaginar escenarios donde me esclavizaban o torturaban para que cantara y a ellos en un bar de mala muerte haciendo como que tocaban, sonando como una jauría de gatos maullando.

-No, no tengo miedo, es solo que no quiero, ni siquiera se como terminé en esta situación.

-Ven conmigo-Lalo me toma del brazo y me lleva de nuevo a su habitación donde una caja de pizza, vasos deshechables y algo de ropa rondaban por el piso, me sentó sobre, quiero suponer que era una cama, que parecía más bien un nido de cobijas y se sentó frente a mi, me examinó con ojos entrecerrados, viéndome de pies a cabeza, acercó su cara a la mía tomando mi rostro con sus dos manos observando mis facciones e incomodandome bastante por estar tan cerca, giró rápidamente su silla de escritorio hacia la computadora, puso una canción por algunos minutos, hasta que la sensación de incomodidad en mi fue disminuyendo, comencé a observar a más detalle su cuarto, había algunos posters en la pared y extrañamente un retrato, lo único en la habitación que parecía completamente fuera de lugar pues el marco era de cristal cortado y tenía engastes dorados, algo muy fuera de tono para los posters de rock, basura y desorden alrededor.

-Ya vez que si te gusta?

Me volví para  encontrarme con la cara de Lalo dibujando una sonrisa triunfal.

-Estabas moviendo el pie y tarareando, esta pista la grabamos nosotros aunque no tiene voz, ya tiene letra, solo inténtalo, no soy de los que ruegan pero hemos estado esperando mucho tiempo a encontrar a alguien que tenga una voz que nos agrade y no pareces del tipo de chica mimada y prima dona que no soportaría, así que me gustaría que estuvieras en  la banda, eres amiga de mi hermana y por tanto  si cantas con  nosotros... -hizo una pausa algo dramática, haciendo gestos de incomodidad- te prometo que serás para mi una hermana y ...-parecía que algo le dolía- ...no te volveré a tomar el pelo como hace un rato en la sala, prometo llevarme bien contigo y mira que esta promesa es la más valiosa que he hecho en mi vida, pero no puedes decírselo  los demás eso sí, no quiero que vean que hay preferencias, la verdad es que me caes bien tu cara de pánico y confusión no tiene precio, pienso que sería divertido que estuvieras con nosotros, te lo preguntaré una vez más, ¿quisieras formar parte de nuestra banda?

-En verdad cumplirás tu promesa?

-Sip y con el pago módico de que solo lo intentes.

-De acuerdo, trato hecho, ¿cuándo canto?

Estaba tan sorprendida con mi respuesta como el mismo Eduardo pero no iba a dejar de ver a Laura por temor a las bromas de su hermano, tampoco me iba a librar tan fácil del grupo de chicos raros  por lo que había visto, decidí intentarlo y así asegurar mi tranquilidad, eso no me iba a atar a ningún compromiso e iba a ganar mucho.

Bajamos la escalera hacia la sala y encontramos a los chicos abriendo una bolsa de papas fritas.

-La convencí- todos quedaron satisfechos y contentos -ya saben que tengo mi encanto con las chicas.

Corazón y Melodía (en pausa/reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora