2.

1.9K 113 59
                                    

Simón.

La fiesta era una completa farsa, si bien era para celebrar que mi mejor amiga era la verdadera Sol Benson, nadie se preocupaba por Ámbar, excepto yo y ni siquiera era capaz de demostrarlo, hoy nos habíamos acercado después de casi dos semanas sin vernos y cuando ella esta a punto de besarme voy yo y meto la pata hasta el fondo diciendo que para mí ella esta enferma, claramente ella se enojo y se retiro hecha polvo de su cuarto, era un maldito imbécil.

— ¡Simón!— exclamó Luna un poco emocionada y se abalanzo sobre mí— ¡Viniste!

— Claro que vine, es tu fiesta de verdadera identidad ¿Verdad?— solté una pequeña risa irónica y ella me miró sin comprender mi tono— Ámbar ha tenido tantas, Ámbar Smith, Sol Benson, Sofia Hernandez que aún no sabe cual es y por eso no le han hecho ninguna fiesta y a ti si.

— ¿Por qué me estás hablando así, yo qué culpa tengo de que a ella le hayan mentido con su identidad? — revolee mis ojos— No lo entiendo Simón, a pesar de todo lo que hizo tú sigues defendiéndola, Ámbar es una persona mala y nunca va a cambiar ni siquiera por ti, deja de estar ciego por favor...

— ¡La defiendo por qué la amo Luna, la amo!— alcé mi tono de voz y Luna se sobresaltó ante este para después comenzar a mirarme algo dolida— ¿Por qué no eres capaz de entenderlo? Amo a Ámbar más que a nada en el mundo y siempre voy a defenderla.

— Porque yo también te amo Simón.— se sinceró, su tono no parecía estar hablándome como amigos, tal vez era mi imaginación y ojala que lo fuera, pero sentí venir ese te amo de Luna desde el fondo de su corazón y yo la observe de la peor manera posible— Eres mi mejor amigo...— retractó después de ver la forma en que la miraba— Y no quiero que te siga haciendo daño.

— Fíjate que el que le ha hecho daño soy yo, así que si me disculpas, tengo que ir a reconquistar al amor de mi vida.

Le regalé una última sonrisa falsa a Luna y opté por subir las escaleras de la gran mansión para dirigirme al cuarto de Ámbar, la puerta estaba entre abierta y gracias a esta pude ver a mi esposa sentada en la cama, con la cabeza entre sus rodillas, de seguro que estaba llorando y todo por mi maldita culpa.

— Ámbar... — entré al cuarto de mi amada y ella al escuchar mi vos automáticamente quebró en llanto — No sabes cuánto siento haberte llamado enferma bonita.

— Prefiero que me llames enferma mil veces más a que me vuelvas a llamar bonita como cuando intentabas conquistarme.

— Tú sabes perfectamente que necesitas ayuda.

— Al parecer sos el único que lo nota. — río entre lágrimas en un tono sarcástica — No necesito ayuda terapéutica porque estoy enferma, necesito ayuda de la persona que más amo en este mundo porque estoy hecha mierda.

— ¿Y quién es la persona que más amas en el mundo?

— Vos.

Se sincero, así sin más porque no tenía porque ocultarlo ni fingir que ya no lo hacía ya que ambos sabíamos a la perfección que nos amábamos con todo nuestro ser y corazón.

— Ámbar...

— ¿Para qué me preguntas si no te vas a bancar la respuesta? — me interrumpió de mala gana y algo decepcionada de seguro al no recibir un yo también de mi parte — ¿Qué pensabas que yo soy como vos y te deje de amar de la noche a la mañana? Nunca te voy a dejar de amar.

— Ámbar yo no he dejado de amarte, jamás lo haría, simplemente no puedo dejar de hacerlo. — volteo rápidamente y le regalé una sonrisa — Te amo más y más cada día si es posible amar tanto a una persona. — repetí la misma frase que ella le dijo a Emilia en la Roda Fest.

Tenernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora