Epílogo.

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Ámbar.

— Me siento triste mamá. — habló después de unos segundos con los ojos cristalizados bajando su pequeña cabeza y sonreí de ternura — ¿Por qué me contaste está historia sino tiene un final feliz?

— Porque no todas las historias tienen un final feliz, a veces las cosas no se dan como uno sueña, como uno quiere pero cuando pasan tenemos que saber aprovecharlas y disfrutarlas al máximo.

— Entonces... — fijó su mirada en mí y yo quite rápidamente la lágrima que acababa de escaparse de su ojito — ¿Valentina y Michael no se quedaron juntos?

— No. — negué con mi cabeza y solté una pequeña risa ante el puchero que acababa de hacer Sofía — No se quedaron juntos.

— No entiendo porque, si dos personas se aman tienen que terminar juntos ¿No lo crees? Debería ser así y ellos dos se querían con todo su corazón.

— Claro que creo eso, pero no todas las personas llegan a tu vida para quedarse para siempre sino para enseñarte una lección y cuando ya la hayas aprendido irse y retomar su camino. — acaricie su rostro y coloque uno de sus mechones rubios  detrás de su oreja — El primer amor no siempre es el último linda.

— Me hubiera gustado que terminen juntos...

— ¿Te cuento un secreto? — ella asintió con su cabeza rápidamente y una media sonrisa en sus labios — En realidad nadie sabe si se quedaron juntos...

— ¿Cómo?

— Algunos creen que Valentina fue a buscarlo a México y cuando se encontraron vivieron felices para siempre, otros que él volvió, y los demás que nunca volvieron a verse, son versiones hija, todas las historias tienen muchas versiones.

— ¿Y cuál es la real?

— ¿Cuál te gustaría que fuera la de verdad?

— ¡La que se quedan juntos, obvio mamá! — exclamó y solté una pequeña risa.

— Entonces esa va a ser tu versión y la que vos vas a contar y ahora... — comencé a arroparla para después depositar un beso en su frente — A dormir. — me dirigí hacia la puerta y apague la luz — Buenas noches preciosa.

— Buenas noches mami.

Le mostré todos mis dientes y entecerre la puerta de su habitación para acto seguido dirigirme al living así levantar los platos de la mesa y comenzar a lavarlos para dejar la casa limpia y poder sentarme en la sala a ver la televisión.

— Buenas noches amor...

— ¡Mi amor! — exclamé y me lancé sus brazos — Por fin llegas...

— No te das una idea de cuánto te he extrañado bonita ¿La enana se quedó dormida?

— Sí. — le regalé una sonrisa y el bajó su cabeza algo apenado — Se durmió media triste porque le conté una historia de amor muy particular.

— ¿Y por qué se ha quedado triste si la historia es hermosa?

— Porque no le conté el verdadero final...

<<Ocho años atrás>>

— Ámbar. — escuché que me llamaban y reconocí su voz al instante, había pasado treinta minutos de que se había ido y de que yo creí que jamás lo volvería a ver, treinta minutos en los cuales yo estaba sentada en un banco del aeropuerto sin poder dejar de llorar hasta hace unos segundos que decidí levantarme y darme la media vuelta para por fin largarme de este — ¿Sabías que puedes bajarte de un avión luego de subirte? — voltee rápidamente y me encontré con un Simón sonriente — Siento haber tardado tanto en regresar es que los guardias no me dejaban pasar.

Tenernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora