9.

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Ámbar.

— No, no puedes estar hablando en serio... — reaccionó, después de tomar los papeles de divorcio con ambas manos y leerlo cientos de veces en un minuto — Ámbar... — los dejó sobre la mesa y se acercó a mí para acto seguido tomar mis manos — No puedo vivir sin ti, cada vez que peleamos no hay noche que pegue ojo, fui un imbécil y lo siento pero por favor no me dejes.

— Estoy hablando muy en serio Simón. — respondí seca — Lo que vos no querés es que yo dejé de ser tuya, me ves como una propiedad, no como tú esposa y ni siquiera me tratas como tal.

— ¿Qué estás diciendo? — preguntó en un tono completamente indignado y colocó uno de mis mechones rubios detrás de mí oreja — Ámbar tú eres la persona más importante que tengo en mi vida, más que mi familia, más que mis amigos y si tengo que dejar a todos por ti, lo hago porque no quiero volver a perderte.

— Vos decidiste perderme con lo que hiciste ayer. — terminé de decir y me aleje lentamente de él — Los quiero firmados antes de que termine la semana.

— ¿Puedes al menos pensarlo? Estás tomando está decisión en caliente y cuando los tengas firmados no hay vuelta atrás, ya no habra nada que nos una y yo... — me quedé quieta, por una parte tenía razón, si él lo firmaba, nos moriamos para siempre pero por otro lado, en mi vientre llevaba una vida en camino que nos terminaría de unir para siempre — Yo aún te amo Ámbar y sé que jamás dejaré de hacerlo.

— Yo también te amo Simón. — voltee a verlo nuevamente y me topé con una versión de el lleno de lágrimas — No te das una idea de cuánto te amo, pero hay algo más fuerte que eso y se llama amor propio, no puedo seguir permitiendo que nos lastimemos una y otra vez, hay que saber entender que esto se terminó hace mucho, simplemente que no lo quisimos ver.

— No voy a firmar los papeles Ámbar — se negó después de haber quebrado en llanto — El divorcio no es algo de lo que puedas arrepentirte y no vas a dejar de amarme de un día para el otro. — tomó los papeles que segundos antes deposite yo en su mesa y los arrojó a la basura — ¿Por qué me dejaste Ámbar?

— Te lo acabo de decir porque...

— ¡No me mientas! — gritó y posó sus ambas manos en mi cintura para acorralarme contra la pared — ¡No me digas que me dejas por qué tienes amor propio, no te creo ese cuento chino! — baje mi cabeza y odiaba el hecho de que conociera tanto — ¿Qué ha pasado, fue Benicio, él te amenazó?

<<Dos días atrás>>

— ¡Acá está mi mejor amiga de toda la vida!— exclamó Jazmín al entrar a mi camerino y cerré mis ojos ¿no se iba a cansar de hacerme la vida imposible?— ¿Cómo estás Ámbar?

— ¿Qué te importa?— pregunté sin voltear a verla mientras guardaba mis patines en la mochila— ¿No tenes nada mejor qué hacer qué venir a joderme a mí? Por favor Jazmín, pasaron años, es hora de que me dejes en paz, ya no tenemos dieciséis años, empeza a portarte como una adulta por favor.

— Es una lastima que pienses así porque hoy no es tu día de suerte. — me respondió en un tono sarcástico — Hace años como bien vos dijiste te dije que te alejaras de Simón y no me hiciste caso, hoy te lo vuelvo a repetir.— solté una risa irónica ante su último comentario— Te alejas de él o te denuncio por haberme secuestrado, es un delito privarle el derecho de la libertad a una persona ¿Sabías eso o sos tan estúpida que no sos capaz de armar bien un plan sin pensar en las consecuencias?

— ¿Qué?— voltee rápidamente y la mire de mala gana— ¿Todavía seguís obsesionada con Simón? Jazmín, ya no soy la noviecita, me casé con él, soy su esposa hace casi dos años, no me pienso alejar de él.

— Hay algo que la ley creo hace mucho tiempo llamado divorcio. 

— ¿Vos estás loca?— alcé mi tono de voz, si bien yo se lo había dicho a Simón hace unos meses fue porque estaba enojada y quería que por favor me perdone, pero nunca hable en serio del tema, menos ahora, que habíamos vuelto a intentarlo— ¡No pienso alejarme de él, lo amo con toda mi alma!

— Yo también lo amaba Ámbar y eso a vos no te importo en lo más minimo, mientras yo te contaba lo cuan loca estaba por Simón, vos te acostabas con él a mis espaldas.

— Me enamoré Jazmín, uno no elige de quien enamorarse y vos no lo amas a Simón es una obsesión que tenes hace años, por favor, deberías...

— ¡Te vas a alejar de él por qué te juro que te hundo en la cárcel Ámbar!— me interrumpió de mala gana callándome la boca— Más te vale que estos papeles estén firmados antes de esta semana...— me entregó un par de hojas y la mire sin entender.

— ¿Qué es esto?

— Los papeles de divorcio. — negué con mi cabeza— Sí no me llegas a entregar los papeles antes del lunes, el martes vas a estar en la cárcel.

— No me podes hacer esto...— reí en un tono irónico a la vez que mis ojos se llenaban de lágrimas— No después de todo lo que me hiciste, el no va a firmar los papeles.

— Esto recién empieza Ámbar.— me sonrió falsamente— Hace las cosas más fáciles y logra que el firme el divorcio antes de que termines en la cárcel.— tomé los papeles y baje la cabeza— No creo que encerrada tras las rejas sea un lugar ideal para cuidar a tu bebe.— alcé la mirada rápidamente ¿cómo lo sabía?— Y más te vale que no le cuentes a Simón de la existencia de este, porque los únicos que van a terminar muertos son Simón y tu hijo, tu familia entera y perfecta bajo tierra y vos tras las rejas.

<<Actualidad>>

— ¿No me vas a contestar?— me preguntó él con la voz completamente quebrada— ¿Por qué quieres dejarme?

— ¡Jazmín me amenazo!— confesé— Me dijo que si no me alejaba de vos y no me firmabas los papeles antes de esta semana yo iba a terminar presa y a vos te iba a matar.

— ¿Qué?

— No puedo terminar presa Simón y no puedo permitir que te haga daño, así que por favor firma los papeles. 

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¡Holaaa! Espero que les haya gustado este capítulo ¿Vieron que Ámbar no es tan egoísta como creen? Lo hizo por el bien de ambos ¿Qué pasará? Yo odio a Jazmín.

Dejenme muchos comentarios por favor.

¡Las adoro!

Melanie G.

Tenernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora