4.

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Simón.

Los rayos del sol impactaban contra la ventana de la habitación por lo que estas daban directo en mis ojos y no me permitían seguir durmiendo. Abrí lentamente estos y visualice sobre mi pecho al amor de mi vida durmiendo en este, sin ropa, solamente tapada con una sabana y sonreí de oreja a oreja. La necesité tanto estos meses que estuvimos tan cerca y tan lejos a la vez, pero por fin la tenía en mis brazos y no tenía pensado dejarla ir.

— Buen día hermoso...— acarició mi rostro Ámbar sin abrir sus ojos y se aferro un poco más a mi pecho— ¿Cómo amaneciste hoy?

— Desde el día que volviste a mis brazos, amanezco perfectamente Ámbar, diez puntos.— ella soltó una pequeña risa y se forzó a abrir sus ojos para toparse con mi mirada de tonto enamorado fija en ella— Hola bonita...

— ¡Hola mi amor!— exclamó y acto seguido capturó mis labios, se había despertado de buen humor— ¿Pensaste en lo qué te dije?— baje mi mirada— Ay amor, hace una semana te estoy pidiendo que formes parte de los Red Sharks, mi papá me dijo que no iba a esperar más, que quería lanzar ya al equipo.

— Que rápido le dices papá.— solté una pequeña risa algo emocionado, hace más de un mes que se había enterado que Gary era su verdadero padre y ya lo llamaba como tal, en cambio con Juliana hace tres años y nunca fue capaz de llamarla así— ¿Qué pasó con la Ámbar dura qué no le abría su corazón a nadie?

— Es que él si quiso ser mi papá y me dijo la verdad desde un principio, se pasó toda su vida buscándome y salvó a Gema de ese horrible orfanato, no puedo no decirle así.— se sinceró ante mí y le regalé una sonrisa— Y a esa Ámbar dura, la guarde en una caja para usarla en momentos especiales, ahora, acá esta la que vos solo conoces, esa que tanto te gusta.

— Ámbar primero, tú no me gustas, me encantas y estoy completamente enamorado de ti— mostró todos sus dientes luego de mi comentario sobre mis sentimientos— Y segundo, amo a todas y cada una de tus personalidades.

— Sos un cursi...— mordió su labio para acto seguido golpear levemente mi pecho— ¿Me vas a contestar o no?

— Ámbar...— fingí un tono triste y ella cerró sus ojos.

— Está bien...— bajó su cabeza— Me imagine que no ibas a querer formar parte de mi equipo, vos no sos como yo, no traicionarías a tus amigos.

— Ámbar, cállate la boca y dale un beso ahorita mismo a tu compañero de pista.— ella alzó su mirada rápidamente y me sonrió de oreja a oreja— Estás frente a un nuevo integrante de los Red Sharks.

— ¡¿De verdad?!— se exaltó y asentí entre medio de risas— ¡Ay sos lo más Simón!— se volvió una niña pequeña como solía hacerlo cuando recién empezamos a salir, así nos volvía nuestro amor, tontos y locos el uno por el otro— ¡Muchas gracias mi amor! — se abalanzó sobre mí y comenzó a llenar mi cara de besos— ¡Te amo, te amo, te amo! 

— Yo también te amo bonita.— solté entre risas y deposité un beso en los labios de Ámbar— Y amaría también quedarme en la cama todo el día contigo pero debemos entrenar ¿Verdad? 

— Verdad. — afirmó con su cabeza y besó por última vez mis labios para después levantarse de encima mío y dirigirse al baño — No te das una idea de cómo extrañaba nuestra cama, nuestro baño, nuestro departamento. — me habló cuando terminó de cepillar sus dientes y se colocó frente a mi persona — Nos extrañaba a nosotros juntos.

— Yo te extrañaba a ti princesa — le regalé una sonrisa y acto seguido ella colgó sus brazos en mi cuello para así poder abrazarme fuertemente — No te prometo que no vamos a volver a pelear porque por favor, estamos casados ¿Qué matrimonio no pelea? — ambos soltamos una pequeña risa — Pero sí te prometo no volverte a dejar ir nunca.

— Y yo no te voy a permitir que me vuelvas a dejar ir.

Nos besamos una última vez y decidimos tomar nuestras manos para comenzar a dirigirnos al Jam and Roller, no estaba seguro de la decisión que había tomado, la de unirme a su nuevo equipo, pero si era el precio que tenía que pagar para no volverla a perder, pues entonces debía hacerlo con gusto.

— ¡Al fín llegas! — exclamó Emilia al ver a Ámbar y luego posó su mirada fulminante en mí — Ay no me digan que volvieron después de todo lo que te ha hecho.

— Hola amiga yo también te extrañe, lo que hago con mi vida y mi marido es problema mío, gracias.

— Pero Ámbar...

— Emilia yo no me meto en tu cama y en la de mi hermana vos no te metas en la mía. — interrumpió Ámbar de mala gana a su amiga y yo la mire sin comprender — Ah, me olvidé de contarte, Emilia y Gema están de novias.

— ¿Qué? — pregunté atónito, me lo esperaba de Emilia, era muy brava cuando se lo proponía, pero de un ser tan parecido a Ámbar, no — Debí habermelo imaginado con lo hombrecita que eres a veces.

— Al menos soy más hombre que tú fíjate. — me la devolvió y baje mi mirada, la neta es que Emilia tenía razón, a veces no me comportaba como un hombre frente a Ámbar — ¿Vamos a ensayar o qué?

— Vamos.

— ¡Simón! — escuché la voz de Luna detrás de mí y voltee a verla — Anoche te fuiste de la fiesta ¿Qué pasó?

— Es que tuve que hospedar a mi esposa en nuestra casa porque tú la echaste como un perro.

— Yo no la eche. — Ámbar alzó su ceja y yo la imite — Simón, tú sabes todas las cosas malas que ella hizo, como el incendio de la pista y el...

—  Y el intentar asesinarme. — todos volteamos rápidamente al oír esa voz que hace meses no escuchábamos interrumpir a Luna — ¿Sorprendida Ámbar? — se dirigió a mi esposa al ver que está se quedaba completamente inmóvil — Nunca confíes en alguien que intento abusarte por dinero, pueden ofrecerle una propuesta mejor y cambiarse de bando.

— Estás viva.

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¡Hola! Bueno, quien habrá aparecido acá al final? Un poco obvio me parece. No se olviden de dejar sus comentarios.

Las adoro!

Melanie G

Tenernos. {Simbar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora