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Capítulo 8: Soledad

《 Estoy tratando de decirte cuánto te necesito, ya que el muro que construí alrededor de mí me protege contra la tristeza, pero también impide que llegue la felicidad. Si voy a ser aplastado, al menos deja que sea por ti. 》

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— Lo ves...— Fue la única respuesta que tuvo de Jimin.

Bien, esto definitivamente se estaba saliendo de control. ¿Qué demonios era lo que pasaba por la cabeza de este chico? ¿Qué es lo que conseguiría haciendo esto? Mil interrogantes atravesaban la cabeza de Yoongi a una velocidad incontrolable, su autocontrol estaba siendo puesto al límite, pero él no era cualquier persona, era un completo profesional, no se dejaría seducir tan fácilmente por un mocoso... ¿o sí?

Dejó de pensar tanto y se decidió a actuar.

Se paró bruscamente del sillón, acabando con todo tipo de contacto, dejando a un sorprendido y confundido Jimin, quién solo se dedicaba a observar la mirada que Yoongi tenía. Esta ya no era amable ni demostraba comprensión, como era usual en él. Estaba enfadado.

Yoongi por su parte, tomó el brazo de Jimin bruscamente y lo obligó aponerse de pie.

— ¡¿Pero qué crees que estás haciendo?!— le preguntó, casi gritando.

— ¡Pues ya te dije, hago lo que quieres!

— ¿Y qué carajos te hace pensar a ti, que eso es lo que yo quiero? Deja de sentir lástima por ti mismo, hay personas que han pasado por cosas peores que tú, estando completamente solas, sin nadie que les brinde una mano y, sin embargo, siguen con su vida. - Consciente que el enojo estaba siendo parte de lo que decía, igual no podía parar, estaba indignado.

— ¡YA DEJA DE FINGIR! — Le gritó Jimin totalmente desesperado, ese comentario realmente le había molestado. — Nadie hace tanto por alguien, sin esperar nada a cambio. ¿Por qué no lo haces de una maldita vez? ¡YO SÉ QUE LO VAS A HACER, IGUAL QUE ELLOS!

Al escuchar esas palabras fue cuando Yoongi perdió la poca paciencia que le quedaba, levantó su mano como seña de que iba a golpearlo. Jimin solo cerró los ojos fuertemente y agachó su cabeza, como si estuviera esperando el golpe, pero no llegó.

Levantó su vista, algo temeroso y vio como Yoongi devolvía su brazo al costado de su cuerpo. Al parecer estaba más enfadado que antes pero, a pesar de todo, ésta vez no alzó la voz, ni se desesperó, sólo le hablo tranquilamente pero, esas tranquilas palabras, le dolieron a Jimin más que un golpe, se clavaron en su pecho igual que estacas.

— Me ofendes, ¿sabes? Creo que he hecho lo suficiente por ti para que confiaras en mí, para que no pensaras que era igual a las personas que te trataron anteriormente. Al parecer no resultó, pero en fin, me da igual lo que pienses de mí, pero entiende, si no te ayudas tú primero, si tú no te quieres recuperar, yo no puedo hacer nada por ti.

Después de eso salió de la habitación, bastante molesto, cosa que comprobó cerrando la puerta de un fuerte portazo.

Jimin cayó de rodillas al suelo.

¿Qué había hecho?

Llevó sus manos a su rostro, cubriéndolo por completo, y lloró, lloró y lloró como ya hace mucho tiempo no hacía, por lo menos no de manera consciente. El no quería hacerlo enfadar. El no quería ofenderlo, no quería perderlo... no a él.

Cuando despertó y lo vio durmiendo nuevamente en el sillón y se fijó en la mano que tenía lastimada, por su culpa, sintió que algo en su interior se rompía, sintió que si no hacía algo, aquel hombre iba a desaparecer de su vida para siempre y no quería eso.