𝙲𝙰𝙿𝙸́𝚃𝚄𝙻𝙾 𝚄𝙽𝙾

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TaeHyung se encontraba acomodando su vestuario enfrente de su espejo

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TaeHyung se encontraba acomodando su vestuario enfrente de su espejo. Le gustaba usar faldas, vestidos y cosas estéticamente femeninas, y quizá por esa razón la mayoría no se le acercaba, pero poco le importaba ser mirado con desprecio en su instituto, ya estaba acostumbrado a ser mirado así en su propia casa.

Se acomodó su cabellos rubio, junto con su suéter café al igual que su falda. Tomó su mochila y bajó las escaleras, dirigiéndole la mirada a su padre, quien se encontraba en el sofá, durmiendo con un lata de cerveza en mano. Besó delicadamente su frente y salió de la casa. A veces deseaba tener a su madre de vuelta, pero sólo le quedaba aceptar el hecho de que se había ido y ahora su madrastra le estaba lavando el cerebro a su padre.

Acomodó su mochila en su espalda, caminando hacia el instituto. No quedaba cerca, pero le gustaba caminar, y sólo cuando llovía tomaba el autobús; odiaba ser acosado y comido con la mirada por todos los viejos asquerosos que subían allí.

Su familia no era alguien que tuviera una economía impresionante, pero su padre trabajaba como dueño de una farmacia y su madrastra era doctora, así que se podía decir que sí tenían dinero. Y no le molestaba el hecho de que su padre estuviera cegado por el amor hacia su madrastra, lo que le molestaba era que ella se aprovechara de la dependencia que le tenía su padre, tanto al alcohol como a ella.

Su madrastra era un ser de pura maldad, y él lo sabía. Pero no importaba lo que dijera, porque NamJoon jamás le prestaría atención, no le había prestado atención cuando le había confesado que su madrastra había abusado de él, menos lo iba a hacer cuando le intentara hacer entrar en razón.

Suspiró, notando que había llegado al instituto. Entró sin más, recibiendo, como siempre, miradas sobre su persona, algunas lujuriosas, otras de admiración y otras de desagrado o asco. Una cosa de todos los días.

No tenía amigos, ninguno, y no era algo de lo que estuviera orgulloso, pero tampoco algo que le avergonzara, es decir, ¿por qué debería? Le gustaba estar solo, bueno, no, pero eso no importaba, todos parecían pensar que amaba estar solo, y le gustaba que pensaran así. De todas formas, no podían pensar otra cosa cuando le gritaba o alejaba a cualquiera que se le acercara con intenciones de ser su amigo. Su mente y trauma no le dejaban comprender que no toda la gente buscaba aprovecharse de él.

Su primera clase era historia, la cual amaba. Sus calificaciones no eran las mejores, pero intentaba que eso no le afectara, trataba de dar su mejor esfuerzo pero era difícil cuando su madrastra le reclamaba por ser inútil y su padre era un alcohólico, también drogadicto, dependiente del amor inexistente que le entregaba su madrastra.

Anotó todo rápidamente en su cuaderno, mostrándolo para poder salir al descanso. Odiaba estar en el instituto, los descansos eran aburridos y a veces lo molestaban, en el salón también era molestado, a veces le mandaban papeles blancos, otras le tiraban lápices "accidentalmente".

𝑨 𝑽𝑨𝑴𝑷𝑰𝑹𝑬 𝑰𝑵 𝑳𝑶𝑽𝑬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora