Popee había usado sus últimos años para dar todo de si y demostrar avances en sus proyectos, sobre todo en Phaeton, su proyecto personal.
El tiempo, pese a no ser reconocido por el mismo rubio, lo había conducido a cumplir 22 hacía ya algo de tiempo, pues los meses de trabajo se convertían en pequeñas sesiones que le hacían perder la noción de su propia edad.
Cabe mencionar que desde que había conocido a Genny le había puesto más empeño al trozo de metal que sería vida artificial, llevándolo a liberar su segunda prueba dentro de poco, ya que la primera casi terminaba en un desastre donde a sorpresa de él, terminó salvando a Genny y a Sakura que lo acompañaban entonces. Algo que le había dejado muy confundido, jamás había hecho un acto similar, comúnmente él era el causante de accidentes y lesiones no alguien que previniera o ayudase.
Sentía que se ablandaba, o como él mismo se había dicho "Me estoy haciendo muy humano".
Estando a menos de una semana para la segunda prueba de Phaeton, Popee se levantó muy temprano, desayuno, alistó algunas notas y se preparó para bajar al sótano, pero entonces escuchó el timbre de la puerta.
Algo muy extraño, pues, además de no ser visitado por alguien que no fuese Sakura, la chica había salido de la ciudad desde hacía un mes, cesando sus visitas por ese tiempo. Siendo además advertido de que no volvería hasta el día de la prueba.
Fue entonces que quiso ignorar el llamado, pero el timbre volvió a sonar. Podía observar la extraña silueta de unos pies por debajo de la puerta, la sombra que proyectaba el individuo le llamaba mucho la atención, así que sin darse cuenta comenzó a caminar en dirección a la entrada sin desviar la vista del suelo.
Cuando al fin atendió dejó caer los papeles, su rostro adoptó una expresión extraña para él y algo dentro de su garganta presionaba lo suficiente como para que sus ojos se humedecieran. Aún así sus palabras no concordaban con su expresión.
- ¿¡Qué haces tú aquí, cómo me encontraste!? -
Frente a Popee se encontraba Kedamono con una expresión indescriptible en su máscara, ese momento le era difícil de expresar, el pobre peli morado se encontraba frente a su mejor amigo, habían pasado tiempo desde que se había marchado, y eso le dolía, todos esos años le habían hecho extrañar sus practicas y persecuciones.
Rápidamente su máscara cambio a una con lágrimas desbordantes, a la vez que se abalanzaba hacia el rubio para darle un abrazo, sabía que éste lo evitaría, pero no le importaba. Grande fue su sorpresa al ver que no se resistió tal y como esperaba, al contrario, le devolvió el sentimiento con fuerza dentro de un efímero abrazo.
- K...keda... - Dijo entre susurros con una pequeña lagrima que había logrado escapar.
Rápidamente recuperó la compostura y volvió a su forma tan indiferente y agresiva, apartando al canino.
- ¿¡Que haces aquí... Papi te envío!? - Al pensar en lo último comenzó a temer que el sujeto estuviera por ahí listo para llevarlo de vuelta al desierto, castigarlo o hacerle algo mucho peor, pero, su acompañante le dio su pata para que se tranquilizará, haciendo que el rubio recordara que siempre habían estado el uno para el otro, desde sus problemas con Papi y persecuciones por el circo, hasta aquella ocasión en la que Popee acompaño al pelimorado la noche que aquella molesta rana había despertado a todos... Kedamono quería devolverle el favor, ofreciéndole su apoyo estando a su lado.
- Tranquilo, él no está aquí - Hablo con demasiada claridad para ser alguien de cuatro patas.
Mirándolo con calma Popee sentía que su vida estaba completándose, hasta que el lobo morado volvió a hablar.
- Popee... Vuelve - Con la mano del rubio entre sus patas, le suplicaba con pesar.
Con violencia su amigo se le zafó del agarre y dándole la espalda observó tras la ventana mientras hablaba cortantemente.
- ¿A qué has venido?
Si tu propósito es decirme inútilmente que vuelva, pues lo has cumplido, sino tienes más que decir retírate - Popee emitía un aura más serena, se notaba el autocontrol que ahora poseía. Su estatura también era destacable, antes solo tenían entre 10cm o 15cm de diferencia entre ellos, ahora, a punto de tener 23 años, el chico había dejado muy atrás la silueta pelimorada que siempre lo acompañó.
Forzándose a actuar con la misma indiferencia y desdén que siempre había adoptado contra el canino, el rubio lo hacía para evitar dejarse llevar por aquellas emociones que habían sido contagiadas por los humanos y que lo dejaban vulnerable.
- Papi llamó a "Alien" de nuevo, pero éste al decirle que no podía hacer nada... Terminó desatando la furia de Papi... Papi terminó comiéndoselo... Otra vez - La máscara de color pálido cayó para mostrar una con un gesto de náuseas.
El rostro de Popee ciertamente se iluminó.
- Entonces, los seres dentro de la zona no pueden hacer nada afuera - Dijo para sí mientras mordía su pulgar un una pequeña sonrisa.
- ¿Dijiste algo? - Kedamono cambió a una expresión confusa.
- ¡Nada! - Respondió el rubio mientras se volvía al pelimorado - Está bien, puedes quedarte. Deberíamos charlar - Soltó un suspiro.
ESTÁS LEYENDO
Popee
FanfictionBasado en lo que yo imagine después de terminar •{Popee the performer}•. • • • • • ~Descripciones vergas~