La gente se abría paso en cuanto las dos personas figuraban por el pasillo de las instalaciones. La chica trataba de ir a la par, aunque el rubio tratase de evitarla. Los pocos estudiantes de periodismo que aun rondaban por el laboratorio soltaban carcajadas a espaldas de su compañera, algunos solo trataban de ignorarla, la reputación de la pelinegra se había visto seriamente afectada por haberse interesado en acercarse a "tan peculiar espécimen", como ellos le decían.
Popee había observado de reojo, estaba más que agradecido que tras un mes al fin la chica se apartase de él, pero, entonces escucho como las risas aumentaban, los insultos y las palabras despectivas hacía la chica llegaban incluso hasta él.
Con la mano en la puerta y el pie derecho a punto de entrar a su laboratorio, el rubio quería intervenir, sintió la necesidad de querer atacarlos, pero, rápidamente se abrió la interrogante ¿Por qué?. Si lo que más quería era que la chica se alejase de él, entonces, esa distracción solo sería beneficioso para él.
Sin más, el chico de anteojos se adentró al laboratorio, dejando a la chica atrás.
A la hora de la comida, el rubio estaba extrañado y a la vez no; Si bien las últimas cuatro semanas habían sido molestas por la presencia de la pelinegra, el que no estuviera presente sólo le hacía recordar a los momentos de su llegada. Y sin duda alguna, ninguna de esas dos experiencias se comparaban a sus años en el circo
Su sopa instantánea sabía peor que siempre, más bien, no sabía a nada, no tenía apetito. Jamás fue exigente con la comida, debido a las condiciones en las que se encontraba el circo, pero ese día en específico todo le resultaba desagradable.
Decidió dejar sus alimentos de lado, se encontraba inquieto y no podía concentrarse, debido a eso no había obtenido ni el más mínimo avance en su proyecto.
Hojeando papeles y anotaciones a contra luz Popee hacía un esfuerzo por enfocarse y seguir, pero solo había logrado forzar la vista y que le doliera la cabeza. Cubriéndose el rostro con las palmas de las manos soltó un grito ahogado al cielo. Para su sorpresa una pequeña mano pálida apareció cerca de él.
Desconcertado su rostro se mostró más que pasmado, aquella chica de largos cabellos negros extendía su brazo para entregarle un par de palillos chinos, mientras en la otra mano llevaba comida casera.
Ninguno dijo palabra alguna, simplemente tomo los palillos y decidió comer a pesar de no tener apetito.
El resto de la tarde fue algo tranquila, y aún así Popee no estaba del todo contento, así que decidió salir temprano ese día. Viendo la oportunidad, Sakura decidió invitarlo a dar una vuelta por algún punto de la ciudad más concurrido como una plaza o centro comercial.
- ¿Ya te vas? ¿No es muy pronto? -
- Estoy cansado. Además, eres a quien menos le debería dar explicaciones "Mujer entrometida" -
Esperando que lo dejase partir el chico, dentro de sí, quería seguir siendo acompañado a pesar de ser incapaz de decirlo correctamente.
- ¡Perfecto! ¡Entonces vayamos al centro comercial! - Sacó su celular para teclear algo rápidamente.
- ¿Por qué asumes que iré contigo? - Algo molesto pero con intriga se volvió a tres cuartos.
- ¡Porque sino, publicaré esto! - Le mostró una fotografía de su diario, el cual había decidido dejar de llevar consigo por precaución y temor.
Finalmente accedió chistando la lengua, pero sin morderse el pulgar.
Sakura lo llevaba sujetándolo del antebrazo, a pesar de tenerle algo de miedo, así que evitaba verle el rostro. Podría jurar que por lo menos una vez lo había visto con una sonrisa escalofriante con algo rojo al rededor de su boca y líneas azules entorno a sus ojos, el solo recordar la fracción de segundos que vio esa tétrica cara que ni siquiera sabía si era real, le hacía pasmarse y congelar todo su cuerpo. Fue por eso que se detuvo un par de segundos en plena caminata, por fin se había replanteado si valía la pena seguir tan de cerca a ese extraño chico.
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Popee
FanfictionBasado en lo que yo imagine después de terminar •{Popee the performer}•. • • • • • ~Descripciones vergas~