Es casi imposible de creer, como dos personas que se profesaron tanto amor.
De un momento a otro se odien tanto.
Es casi imposible de comprender, como dos bocas que no podían dejar de tocarse.
Ahora ya no pueden ni dirigirse palabras.
Es casi imposible de imaginar, como dos pares de ojos que se llamaban a cada instante.
Ya no puedan dirigirse miradas.
Es casi imposible de creer, como dos cuerpos que estaban unidos.
De un momento a otro no puedan compartir el mismo salón.
Es casi imposible de comprender, como dos almas tan perfectas.
Ahora ya no se soporten.
Es casi imposible de imaginar, como dos personas que no podían vivir una sin la otra.
Ya no puedan siquiera desearse los buenos días.
Pero hasta las cosas más imposibles de creer, comprender e imaginar nos sucedieron.
Sí, todo el cambio fue de un instante a otro.
Todo sucedió tan de prisa.
Que un momento estábamos compartiendo el acto más íntimo del ser humano.
Y al siguiente nos gritábamos palabras hirientes y odiosas.
No te culpare del todo.
Porque sé, que tengo parte de culpa en esta situación.
Pero sí te culpare completamente.
Por no luchar conmigo.
A favor de lo nuestro.
¿Me rendí?
Sí, lo hice.
Decidí rendirme en el preciso momento en el que no vi tu interés.
Ahora no vengas con suplicas absurdas.
Porque me costó mucho sanarme.
¿Qué si te olvide?
Lo intente.
Pero una vez te dije que no olvido rápido.
Pero también te dije que cuando decido irme, me voy.
Y de verdad que ya no confió en ti.
Siento que cada segundo que pasa, me estas mintiendo.
No puedo vivir así.
Pero, cariño, te agradezco por mostrarme que las personas que profesan alegrasen por haberte conocido.
Las que "comparten" momento importantes de sus vidas contigo.
Las que te ven llorar.
Las que te "apoyan".
Esas.
También pueden decepcionarte.
