PIADOSA.

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Ella confiaba en ti.

En serio.

Confiaba en ti a tal grado.

Que cualquier cosa que le dijeras, te lo creía.

No necesitabas mostrarle grandes pruebas.

Con el simple hecho de decirlo tú, ella lo creía.

Te tenía fe.

Porque creía en ti, sin ver pruebas.

¿Qué te costaba ser digna de tal confianza?

Conocías muy bien sus temores a ser engañada.

A ser traicionada.

A ser juzgada.

Es más, me atrevo a decir, que tú, eras de las pocas a las que llamaba amiga.

De las pocas, a las que le confiaba sus mayores temores.

De las pocas, a las que les mostraba todas sus facetas.

Las mentiras blancas no existen.

Las mentiras, son mentiras.

Y lastiman.

Más, cuando la persona ha confiado en ti, tan ciegamente.

Ella no te lo contó.

Pero tú "piadosa" mentira.

Le causo mucho inconvenientes.

Te insultaron.

Y ella te defendió.

Se cargó al mundo, diciéndoles: "Ella no me mentiría"

Tu "piadosa" mentira.

La hizo mentirosa.

Ella te agradece.

Por ser una mentirosa, tan piadosa.

SlamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora