Un día dejándome llevar por mi orgullo.
Fui en contra de mi personalidad.
Te mentí.
Te dije que nunca había sentido nada por ti.
Pero para mí defensa.
Tú también me mentiste.
Madrugada llenas de secretos.
Abrazos llenos de anhelo.
Besos llenos de deseo.
Miradas llenas de promesas.
Nuestra atracción, no era solo física.
Lo nuestro era más que un cuerpo unido al otro de caderas.
Con movimientos y gemidos placenteros.
Nuestra atracción sobrepasaba lo físico, lo imaginable.
¿Estábamos enamorados?
No lo creo.
Lo que sí creo, es que la atracción, tenía un nombre.
De un momento a otro esa atracción
Se esfumo.
O es que simplemente no fuiste lo suficientemente valiente, para aceptar que podría convertirse en algo más.
O es que yo no supe insistir más.
Déjame decirte que fue una reacción muy patética de tu parte.
Pero, sinceramente no me arrepiento de lo que paso.
Conociéndote como lo hago, sé que pasas las madrugas pensando en mí.
Y sí, es muy narcisista y egocéntrico de mi parte, pensar así.
Pero no puedes quejarte.
Después de todo eso fue lo que te encanto de mí.
Y bueno, querido.
Quizá, en algún lugar.
En algún momento.
Puedas aceptar que la llama por mí.
Nunca se extinguió.
Solo espero que cuando te des cuenta.
De ti, ya no me quede ni el recuerdo.
