La fiesta de graduación fue una semana después de haber salido oficialmente.
No fue la típica fiesta de salón con vestido largo y traje. La organización fue mucho más original y decidieron rentar un antro para nosotros toda la noche.
Alcohol y quinientos adolescentes sedientos de el ¿que podía salir mal? Mucho, miles de cosas podían salirse de control, y justamente eso fue lo qué pasó.
Llegaste sola, lo sé porque estaba con mis amigos fumando cerca de la puerta y te vi entrando.
Traías el cabello lacio, te llegaba casi a la cintura, un vestido negro si mal no recuerdo y unos tacones que te daban un toque increíble. No te miento, todos mis amigos se quedaron como idiotas viéndote, me incluyo.
La noche transcurrió y no te volví a ver hasta horas después, estabas bailando en la pista en un círculo con tus amigas, ya estabas tomada, eso lo sé por cómo hablabas con todos, con una soltura que sobria nunca tendrías. Tu cabello ya no estaba tan lacio como cuando habías llegado y tú vestido estaba mojado, posiblemente shots que no habían salido como debían.
Seguramente no recuerdas nada de esa noche, y no te culpo. Casi nadie lo hace.
Yo soy una de las pocas excepciones a eso, ni una gota de alcohol entro en mi sistema esa noche y lo agradezco, ya que de no haber sido así no recordaría la conversación que tuvimos esa noche.
No hablamos de nada en concreto por una hora o más, hasta que tus amigos fueron a buscarte.
Iban a quedarse a dormir todos en una casa y al día siguiente iban a ir a desayunar, lo de porque me lo dijiste en el tiempo en el que estuvimos hablando.
Te despediste con un pequeño abrazo que no correspondí, me arrepiento, y me deseaste suerte.
Fue la última vez que te vi.
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Todo lo que nunca fuimos
Short StoryYo te observaba cuando creías que nadie lo hacía y te escuchaba a pesar de tener los audífonos puestos. Yo siempre estaba ahí y tú no lo notabas, y yo estaba bien con eso, me agradaba que no lo hicieras. Nadie nunca supo lo que yo sentía por ti, par...