I. Suspiro del pasado.

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—¡Yuuri! Ya quieren que salgamos, los adultos llegaron.

¡No! Me dan miedo, no quiero que me lleven, quiero quedarme aquí, contigo Viktor.

—Pequeño cerdito, no van a llevarnos, solo van a conocernos. Nadie nos va a separar, no tengas miedo.

¿Me lo prometes? ¿Prometes que nadie me separará de Viktor?

—Sí, te lo prometo precioso osito, anda, sal de ahí.

   Un tímido niño japonés salió de su habitación, con rosadas mejillas regordetas que dejaban ver un rastro de lágrimas, gafas de marco azul más grades que su diminuta y redonda cabeza y una tímida mirada. Tomó la mano de su contrario: un niño peliplata con azules ojos, y ambos, con sus dedos entrelazados, avanzaron por un largo pasillo que los dirigió hacia las escaleras principales.

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   Viktor despertó, pequeños rastros de humedad se albergaban en las esquinas de sus ojos al igual que cada mañana.

   Sintió sobre su pecho el calor de ese ser que le llenaba de luz: su novio. Tomó los mechones que se colaban desde su pecho hasta su rostro y los apartó, no sin antes depositar un tierno beso en la cabeza de su amado. Éste no tardó en reaccionar y abrir sus párpados, dejando ver sus brillantes ojos.

—Buenos días Yuri—mencionó alegre. Pero a Yuri no podía engañarlo; siempre despertaba con una tristeza innegable en sus ojos.

—¿De nuevo?—preguntó el chico rubio acurrucandose cual gato en el pectoral de su novio.

—No es nada, puedes volver a dormir, aún es temprano.

—No quiero dormir. ¿Hasta cuando va a durar esta situación? A mí no me engañas, sé que algo ocultas, aunque nunca me lo dices ¿Me lo dirás ahora?

—No es algo que tenga mucha relevancia, es algo del pasado—explicó, restándole importancia al asunto y mintiendo de cierta manera. La verdad era que ese tema era como limón en una herida; le lastimaba de sobremanera y buscaba evitarlo a toda costa.

   El rubio lo miró con un gesto desagradable y regresó su rostro al pecho de Viktor.

—Mentiroso—gruñó el menor de mala gana. Odiaba que le ocultaran las cosas, sobretodo cuando se trataba del amor de su vida.

   Viktor soltó un suspiro cansado. Yuri tenía razón, no debía ocultarle cosas, ya eran una pareja, las relaciones debían estar ligadas a la confianza y eso implicaba: no secretos.

   Pero ese tema... sus ojos se humedecían con solo pensar en aquellas mejillas rosadas y regordetas adjuntas a ese pasado.

   Comenzaba a sentir un impulso dentro de él, un impulso que le dictaban gritar el dolor que llevaba acumulándose por años, escupir ese sufrimiento y que su amado lo reconfortara. 

Прости меня (Perdoname) [Yuri!!! On Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora