III. Kagome, Kagome.

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   Los numerosos futones donde los niños dormían cada noche, se encontraban en una esquina, al igual que los pequeños muebles donde guardaban su pobre ropa; unos sobre otros, todo estaba completamente corrido para despejar el centro de la habitación

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   Los numerosos futones donde los niños dormían cada noche, se encontraban en una esquina, al igual que los pequeños muebles donde guardaban su pobre ropa; unos sobre otros, todo estaba completamente corrido para despejar el centro de la habitación.

   Ahí se encontró con un círculo peculiar. 8 pequeños cráneos humanos formaban un círculo. El resto de los huesos estaban en el centro de ese círculo, uno sobre otro, aún tenían ropa, eso en conjunto con las manchas oscuras en el suelo y los rastros de cabello que aún conservaban los cráneos, dejó claro que esa pila de huesos que formaban una pequeña torre, alguna vez fueron cuerpos amontonados y cabezas cercenadas, en un espectáculo tan enfermo que parecía un tributo al rey del abismo.

   En el piso estaba escrito un kanji singular y muy temido en Japón: esto había sido obra de la yakuza.

   La mente de Viktor estaba a punto de colapsar, todos aquellos niños con los que alguna vez convivió habían tenido un final horrible. La ropa en los cadáveres correspondía al del uniforme del lugar por lo que no había duda: eran ellos.

   Salió de aquella habitación, con el miedo más indescriptible que jamás haya podido sentir. Corrió por las escaleras, pero justamente éstas se trozaron en cuanto sus pies tocaron la vieja madera, ocasionando que el peliplata cayera hasta la parte de abajo, en una superficie que él conocía muy bien.

   El lugar debajo de las escaleras había sido su dormitorio toda su infancia; los dueños de aquel orfanato no tuvieron piedad con él.

   El dolor era latente en sus brazos, donde las escaleras rotas habían desgarrado, provocando heridas no muy graves pero que realmente dolían, además del gran dolor en su pierna y rostro por el incidente de la valla.

   Pero el dolor físico era muy poco comparado con el shock que consumía su mente. En sus ojos abiertos solo podía ver aquella macabra escena, y horribles imágenes de la muerte de sus compañeros, producto de su mente a punto de enloquecer.

   Entre el pánico y la desesperación, reconoció su futon viejo y roto, así como algunas de sus pertenencias. 

   Tomó su cabeza y comenzó a gritar como un niño, en un ataque de ansiedad que estaba a punto de hacerlo perder la cordura.

   Lo único que quería era que Yuri apareciera y le abrazara, diciéndole que todo estaría bien, regresar a su hogar con él en San Petersburgo y olvidar aquella horrible experiencia.

   Pero entre tantos pensamientos que rondaban su mente, algo le hizo pensar en el propósito de su visita: Yuuri.

   Había solo ocho cráneos en la habitación, pero eran nueve los niños en aquel orfanato, diez con él. Entonces: ¿Yuuri era uno de esos niños? Y si no lo era ¿Dónde estaba?

Прости меня (Perdoname) [Yuri!!! On Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora