18.Desconfianza

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Nada de lo que se notaba pudo ser en defensa propia, alguien había asesinado a Desina. Se nota a simple vista que fue martirizada antes de morir, muchas puñaladas en la espalda; cortes en el cuello; había sido atravesada por la jabalina; y claro, las marcas en sus ojos. Sentía el odio de quién lo hizo al ver todo lo que tenía.

Mitchie me ayudó a llevarla al congelador del laboratorio, se nos ocurrió la idea de revisarla un poco más para confirmar si había algo oculto. Si de por sí nada tenía sentido y muchas cosas dabab vueltas en mi cabeza, ahora esto se sentía peor. Se entrecruzaron muchos pensamientos, pero todos dirigidos hacía un mismo objetivo, descubrir la verdad detrás de ese cielo rojo.
Un rato después de llevar el cuerpo, ambos teníamos que buscar a Tēnshin e Izaro, ya llevábamos un buen rato sin saber nada de ellos, me sentía preocupado.
Después de buscar por un rato, nos encontramos a Tēnshin en la sala de audiovisuales, escondida debajo de uno de los escritorios los cuales se podían  cerrar completamente . Se encontraba muy asustada, al vernos me abrazó mientras en sus ojos se podía notar  tanto miedo. Pero aún asi teníamos que explicarle:

-¡¿Qué hicieron?! ¡¿Cómo escaparon?!- Preguntó con la voz temblorosa.

-No tuve otra opción. Naziem está muerto.- le contestó Mitchie.

-¿Y Desina?

Mitchie estaba por decirle la verdad, así  que lo pensé por un momento. Tēnshin nunca sería capaz de hacerle algo así a nadie; además de lo muy sincera que se veía la expresión de su rostro, sólo quedaba un único sospechoso. Tenía un plan para confrontarlo, pero debía mentirle a Tēnshin para ello; además sería mucho para ella saber lo que le pasó a su amiga. Tuve que contar mi otra versión:

-No tuve opción tampoco. Ella estaba a punto de matarme y con toda la fuerza que tuve...- Dudé y las lágrimas corrían por mis mejillas.- Accidentalmente la arrojé del tercer piso.- No quería mentir, menos si se trataba de Tēnshin, pero mi plan estaba en marcha y por ningún motivo quería hacer que se sintiera mal. Mitchie sólo me observaba.

-Aún no creo que hayan querido matarnos.- mientras lloraba muy fuerte.

Salimos de ahí para buscar a Izaro, mis ojos estaban muy atentos ante cualquier  cosa rara que pudiera pasar; en mi interior sentía que él era el culpable detrás de los macabros hechos, no podía confiar en él.

Mientras buscábamos me sentía muy mal con Tēnshin, la pensé muy bien y le quería contar la verdad para después poder confrontar a Izaro, pero claro, sin decirle nada de todo lo que Desina tenía.

Buscamos por un muy largo rato, pero Izaro seguía sin aparecer, eso multiplicaba todas mis sospechas. Mitchie, viéndose muy positivo nos dijo:

-Tal vez se escondió muy bien. Descansemos y en un rato seguiremos buscando. Pero es mejor no estar desarmados por cualquier cosa.

El día se sentía muy pesado y confuso, me fuí a mi cuarto y sólo quería echarme a dormir en la cama, a la cuál me lancé con la vista al techo. Más recuerdos de mi niñez se reproducían como una película en mi cabeza, a pesar de que muchas veces peleamos con Naziem, se portó como un amigo lo haría y Desina siempre nos ayudaba a todos con las clases. Esa 'escuela' era especial, un gran equipo encargándose de pobres huérfanos  que bien pudieron haber dejado morir. Todo era un bonito color rosa, pero luego de Rito y Riko parece que no fuimos más que un asqueroso experimento. El color rosa de la vida en ocasiones puede volverse negro.

Me levanté de la cama para ir a bañarme, pero ví lo que estaba en el suelo, otra carpeta como las que ya tantas veces habíamos visto. Uno de ellos era el de Desina, pero no sabía como había llegado a mi cuarto, pués según Naziem Desina lo tenía con ella. No me quedó nada más que tomarlo y leerlo:

Lágrimas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora