Historias Cortas de Terror

~XI~

Odio cuando Charlie tiene que irse

Odio cuando mi hermano Charlie tiene que irse.

Mis padres intentan explicarme constantemente que tan enfermo esta, que soy muy afortunado de tener un cerebro, donde todos los químicos corren apropiadamente a sus destinos, como ríos desbocados.

Cuando me quejo de lo aburrido que estoy sin un pequeño hermano con quien jugar, ellos tratan de hacerme sentir mal, haciendo notar que su aburrimiento sobrepasa por mucho el mío, considerando que está confinado a una habitación, en una institución al norte.

Siempre les ruego que me den una última oportunidad, claro que al principio lo hicieron; Charlie ha regresado a casa en múltiples ocasiones, cada una con menor duración que la anterior.

Cada vez, todo comienza de nuevo. Los gatos del vecindario comienzan a aparecer en las puertas de los vecinos, horrorizándolos por el estado en el que se encuentran, completamente mutilados; encuentran la maquina rasuradora de papá, cerca de la resbaladilla para bebés en el pequeño parque, que se encuentra cruzando la calle; las vitaminas de mamá, remplazadas por trozos del jabón para lavar trastes, es algo que se ve frecuentemente.

Mis padres ahora están dudosos, utilizando esas últimas oportunidades, con mucha menor frecuencia que antes.

Ellos dicen, que su desorden lo hace encantador, lo cual le facilita el fingir que es normal, y de esa forma, ha engañado a los doctores para que crean que está listo para la rehabilitación.

Dicen, que tendré que soportar mi aburrimiento, si eso significa estar a salvo de Charlie.

Odio cuando Charlie tiene que irse, me obliga a tener que pretender que soy bueno, hasta que él este de vuelta.