~XXVII~

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Tras apuñalarme en repetidas ocasiones, el asesino escapó, y yo me arrastré como pude hacia el teléfono, para pedir ayuda.

Empapado en sudor, desperté de mi pesadilla, mientras el teléfono sonaba incesantemente.

Lo descolgué, y entonces me oí a mí mismo, jadeando, pidiendo auxilio, hasta la muerte.

Historias Cortas de TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora