Capitulo4 - La Decisión

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Recordaba con mucha nostalgia el beso de aquella noche. Deseando por momentos volver a sentirlo.
Llevándole a provocar una enorme excitación.
Estaba deseando verle de nuevo, reencontrarse con él. No podía ni quería dejar escapar la oportunidad de estar con el. Esa, no podía perderla.

Jugaba a estar enamorado, cuyo pensamiento, lo tenía cautivado.
Dando paso aún juego de emociones entre su cabeza y el corazón.

Ahí estaba, detrás de la puerta. Mikel, con una sonrisa deslumbrante, tocó el timbre.

- Mikel!!!, no te esperaba _ le dijo emocionalmente_.

Sus palabras parecía sonar susurradas con cierto romanticismo. Mostraba su felicidad al verle de nuevo. Mikel, lo había notado.

- Es domingo. Pensé.. en venir.. ¿ no quieres quedar?_ le dijo con incredulidad_.
- Si _ estaba nervioso pero seguro_.

Se apartó aún lado dándole paso para que entrará a su casa. Dejándole descubrir su pequeño rincón de intimidad.
Una fuerza que trataba de controlar se le exterioriza de tal manera, que un simple pulso bastó para besarlo.

No quería remediarlo, tampoco mostraba pie a querer hacerlo. Sentía tanto el deseo que la pasión pudo mas.
Se besaban, y cada vez los besos entraban en una espiral continua.

Se abrazaban, dejando que el olor corporal de uno, penetrara en el otro. No hacía falta ningún perfume, el olor que ambos desprendían era una suave y deliciosa fragancia en vuelta de pasión.

- Tenía muchas ganas de estar contigo, Lucas. _ parecía enamorado_.
- Ven !!. Vamos al salón. Tenemos que hablar. _ lo cogía del brazo con firmeza_.

Mikel sentado observaba con asombro el salón, mientras lucas preparaba el café. Que con cierta torpeza provocaba pequeños accidentes.
Tenía curiosidad y observaba con determinación cada objeto, cada imagen de lucas.

- Ven!!, ya saldrá...._ se inclinó y lo agarró del brazo_.

Pero el chiflido del café avisó de que ya estaba listo. Aún Permanecía torpe, se derramaba el café. Dejándole una pequeña marca en la mano tras caerle una gota.

Mikel lo agarró - déjalo anda, ya lo pongo yo _ le dijo mientras con una ligera caricia apartaba su mano_.

- ¿Vamos?. _ le regala una sonrisa_.

Llegando al salón, Lucas estaba perdido. Suspiraba constantemente. Aliviado le miraba a los ojos como si no hubiera un mañana.

- ¿ Piensas que esto es normal?. _ dudoso_. Estoy muy a gusto. Feliz, con esto, contigo. _ pensaba que iban rápido, pero la emoción lo tenía enamorado_.

No quería que sólo fuera un momento de calentón. Y que todo quedara en el olvido.
A Mikel, tampoco le interesaba que solo fuera una noche de pasión y mañana será otro día. Si !!, quería tener no solo una noche. Si no, toda una vida.
- Me interesa amar. Amar, solo a una persona. Despertar al lado de alguien todos los días – pensaba un poco–. Y besarlo, por ejemplo.

A Lucas, esas palabras lo enamoraban y soñaba con que fuera real.
Se pasaron prácticamente el día hablando. Dónde los pensamientos y deseos pasaron aún primer plano. Llegando a conectar de tal manera que daba la impresión de que eran dos amigos que a los años se volvieron a encontrar.
No solo las alegrías rondaban por sus cabezas, también llegaron los momentos de tristezas. Mikel, confesaba. Sintió la necesidad de confesar sus mayores secretos. Los días tristes y grises dónde quedaba solo ante la vida. Necesitaba un desahogo y vio en Lucas. El hombre perfecto.
Sin embargo, el apenas tenía confesión alguna. O mejor pensaba que su vida no tenía tintes grises y amargos. Más, que el fallecimiento de sus papas aún siendo un niño. Dónde apenas contaba con el recuerdo de viejas fotografías.
- Gracias. Gracias por confiar en mi – le dijo, con un tono melancólico–.
- Quería hacerlo. Forma parte de nuestro conocimiento como pareja.

En ningún momento sus manos se separaban. Cada gesto y cada palabra, era justificable para sentir un apretón.
- ¿lo intentamos? – dijo Lucas–.
- ¿indefinidamente? – despertando su curiosidad–.
En ese momento, su rostro se iluminaba dibujando una sonrisa. - Por siempre – le susurraba al oído–.

Sus miradas no paraban de cruzarse como si se perdiera entre llanuras y verdosos campos. Pero no tardaban. La pasión y el deseo de besarse llegaría en tan solo unos escasos segundos.
El beso, fue un antes y un después. Ambos notaron que el beso era diferente. Les había llegado el amor. Era tranquilo, cariñoso, honesto. Disfrutaba el uno y el otro.
Ambos cayeron, abrazados en el sofá. Sin la necesidad de separar sus labios. Con su mano, recorría cada parte del cuerpo de Lucas. Inspeccionaba cada milímetro, provocando que su blanca y suave piel terminara erizada.
Sudaba, y Mikel apartaba con su suave mano las gotas de su cara.
- Quiero que sea especial. Quiero sentirte y que sea eterno.
Lucas, necesitaba sentir eso. Y esas palabras llenas de sentimiento y sinceridad lo tenia enamorado.
Tenía que descubrir junto a Mikel. Esos placeres y sensaciones. Descubrir juntos, un mundo de excitación.
Apenas abrían sus ojos. Se fundían.
–Quédate conmigo– le dijo, mientras pensaba–.
- Yo también quiero... – dándole un beso–.
Respondía Lucas con la misma emoción que había sentido.
Estaba echo. O eso pensó. No daría marcha atrás. Estaba seguro de que la relación iba para adelante.
Estaba descubriendo cosas nuevas, Mikel le hacía sentir eso. Sus palabras y gesto de cariño y lleno de amor cada vez lo cautiva más.
Le pidió quedarse en su casa. Pensó que sería buen lugar para comenzar la relación y empezar a conocerse como pareja. Él, aceptaba sin duda.
Lo abrazaba fuerte. Aunque le había pedido hacerlo. No le dio tiempo a responder. No pensaba que fuera un sacrificio. No había necesidad de responder con palabras.
Lo agarro y de forma sorpresa le quería enseñar ese pequeño rincón al que suele acudir para desconectar.
Por un momento, Lucas llego a pensar en un apartado donde los jóvenes practicaban sexo. Mikel no podía contender su risa.
- Mas o menos. Es mi sitio particular. Allí tengo la calma que busco a veces.
Ambos subían al coche. Decidió taparle sus ojos. Era una sorpresa y tenía que recibirla como tal. Pero dejo que mirara. Y recorriendo esas mismas calles que lo vio nacer y crecer. Las mismas que con nostalgia aún lograba recuperar apenas esos años en el parque junto a su padre. Que vagamente lograba llegar a su cabeza.
La ciudad quedaba atrás, y con ella. La gente parecían hormigas.
Un inmenso camino e infinito rodeado por árboles con sus gruesas y largas ramas que caían por su propio peso.
Pero giró, y entró por otro camino algo más estrecho. Llego a sentir miedo. Daba pánico. Más ramas caían impidiendo que La Luz del sol entrara. Por fin, detenía el coche y le tapaba sus ojos.
- Quiero que huelas, que sientas, nada más – le había pedido–.
Lucas, se tapaba los ojos dejándose llevar por la emoción. Pensó, algo bonito por descubrir. Su mente interpretaba esos sonidos producidos por las gaviotas volar encima. El aire fresco que expulsaba las olas del mar chocar con las rocas y montañas. Se relajaba y disfrutaba del momento.
No podía más, y se destapó los ojos.
- Dios mío !!. Es hermoso Mikel. – sorprendido–.
La belleza y el momento lo envolvía como papel de regalo. Estaba realmente emocionado.
Mikel, lo miraba a los ojos y son sinceridad le estaba pidiendo que fueran. Amigos, amantes, su marido. La mitad que él buscaba.
Apenas habían palabras. Solo sus miradas hablaban más que sus bocas.
El sol, se despedía y daba paso a la luz de la luna. Provocando que la sombra de ambos quedara reflejada en la tierra.

El susurro de tu pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora