Capitulo8 - El Amor nunca dice, adiós !!

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Siempre pensaba que Mikel es y será, el gran amor de su vida. Su historia acabó rápido, pero su amor será eterno.
Nunca había amado y querido como a él. Sabía que tarde o temprano volvería a enamorarse, pero sabía que nunca amaría de la misma manera.
Era grande, aprendió muchas cosas en tan poco tiempo. Despedirse de él por segunda vez, era algo impensable para el resto de la humanidad. Pocos o quizás una o dos personas en el mundo sentían eso.
Los meses pasaban tan rápidamente que notaba que la vida se le iba de las manos. Pero apenas notaba, su mente se había anclado en el pasado.
– Que bien estaría yo a tu lado ahora mismo Mikel– pensaba en voz alta.
Asiduamente sus ojos se perdían a ese lado del sofá que permanecía vacío, y que solo Mikel llenaba con solo su presencia. A su lado yacía sobre la mesa pequeños retratos donde cada imagen relataba el comienzo de su relación. Cada imagen, era un día, una historia vivida.
- Tendré que despertar ¿no?. No quiero que pienses que estoy agonizando, ahora que ya no estás– apenas susurraba como si estuviera hablando con el cariñosamente–.

Poco a poco crecía su autoestima. Tuvo la necesidad de salir, correr. La misma sensación que había perdido.
Cogió su pantalón favorito y una camisa, bajó al portón, soltando un suspiro al entrarle el aire a la cara.

Caminaba acongojado, medio nervioso. Daba sensación de tener miedo, llegó sentir vergüenza y a la vez rabia. Al ver tantas parejas ir y venir por su lado.
Dejaba aún lado aún grupo de chicos y chicas que con sus risas escandalosas llamaban su atención. –Se ven divertidos– pensaba y medio sonreía.

Buscaba una parada, quería perderse y buscar otro sitio. Tenía que empezar de cero y buscar nuevos amigos. Lo necesitaba, lo estaba deseando.

Vio a su derecha y decidió sentarse. Estaba más limpia. En ella, habían dos chicos más. Apenas podía escuchar la conversación, estaban tranquilos. –¿Serán pareja?– pensaba, disimulando que los seguía con la mirada.

En seguida notó la presencia de otra persona que se les acercaba. Saludo a uno de ellos y se percató que eran amigos, o tal vez, eran conocidos. Se le quedó mirando, le había reconocido, pero Lucas no entendía esa forma de mirar.
- ¿Estás mejor?
-Si, gracias... ¿me conoces? – le dijo algo sorprendido–.
Apenas, había recordado hace tan solos unos días, lo había confundido con Mikel. Tras darse cuenta soltó una carcajada.
- Si!!!, perdona. No estaba bien en ese momento. Creía ver lo que no era. Pero ya todo pasó.

Aunque un momento había sentido la necesidad de explicar, y noto que tenía la oportunidad de soltarse. Tenía la posibilidad de encontrar nuevos amigos, o salían huyendo ante la sospecha de que estaban ante un loco depresivo. Escucharon atentos. Sorprendidos al ver cómo Lucas había perdido a la persona que quería.
Llegaba el autobús y se pusieron en pie. Pero, el chico guapo, el mismo que Lucas pensaba se le acercó.
- Me llamo Daniel, encantado. Podemos hacernos compañía, yo estaré solo con estos dos. Y tú... estás solo.
-Lucas un placer, Me encantaría.
El recibimiento que le habían dado a Lucas lo había motivado a seguir luchando y a superarse cada día más. Guardar y no olvidar aquel pasado que empezaba a dejar atrás.
Llegaron al bar, al que acudían siempre. Se pudo notar la cantidad de gente que se encontraba allí. Apenas, lograba moverse entre empujones. Cualquier se habría agobiado. Pero él aprovechó la ocasión para olvidar y dejar en blanco la mente y poder disfrutar de aquella noche que comenzaba andar.
Lucas y Daniel, permanecían sentados juntos en la barra, mientras la pareja amiga disfrutaban del baile.
- ¿bailamos?, venga anímate !! – exclamó con alegría–.
- Bueno. Esta bien, pero que conste que soy algo patoso. – dejaba caer una sonrisa casi de complicidad–.
- Muy bien !!! Perfecto !!!. Pero, bailemos !! – esbozaba una sonrisa–.

Cogía con cierto cariño las manos de Lucas. Dejo notarse esa timidez que lo caracterizaba. Algo sintió, que le hizo recordar a Mikel, deseo con fuerzas que estuviera ahí con el.
Miró y aprovechó encontrar dentro del corazón de Daniel, a través de sus ojos. Su sonrisa le atraía. Daba la impresión que se encendía una luz fuerte que lo impresionaba cada vez que sus ojos lo miraba. La gente se alejaba y se perdía entre la multitud, pero ellos quedaban juntos hasta al final.

Al final de la noche, Lucas dejaba ser acompañado hasta casa, ya que sintió a gentileza de invitarlo, no quería ser descortés.
Apenas pronunciaron palabra durante el camino. Tal vez el cansancio, la alta música , el baile. Los dejó muertos. 
Llegaba el momento de la despedida frente a su portal. Las miradas volvían a cruzarse en su camino, quería pero comenzó a tartamudear.
- ¿ quieres subir ?
No sabia que contestar, quedaba paralizado. Sin palabras.
Interpretó como un ¡NO!. Le dio dos besos y se apresuró a entrar. Pero Daniel, lo detenía.
- Si quieres, podemos desayunar en aquella cafetería. Es pronto y estaremos solos.
No se lo pensó dos veces y se fueron juntos. Fueron atendidos nada más entrar, la rapidez fue espléndida pensaban ambos. Pero Lucas , pensaba en Mikel.
- ¿ Que piensas ? – le dijo, a la vez que agarraba sus manos–.
- Eh ... en nada. ¿Porque? – disimulaba–.
Pero sonreía, intentando lograr no hacerlo,no quería mentirle. Tenía que decirle en quien pensaba. Pero tenía miedo a que fuera una falta de respeto.
- En él... intento no pensar, pero a veces no puedo.
-¿ Quieres olvidarlo ?. ¿Porque?, no quiero que hagas eso...
– Que bonito–. Pensó Lucas sin apartar la mirada.
Sentía no tener al lado a un chico y pensar en otra persona que ya ni siquiera estaba o podía estar a su lado. Era de mala educación.
Pero Daniel, entendía. Era muy normal que la mente y el corazón aún guardara con especial cariño al hombre que un día amaba y quería. Pero en el fondo se alegraba que así fuera. No habría estando nunca ahí sentado con Lucas. Jamás se habrían conocido. Y le gustaba mucho tenerlo de frente.

Pasaban los días, y Lucas seguía con su vida. Durante un tiempo siguieron manteniendo el contacto, pero algo cambió que uno de los dos se cansó. Debió encontrar alguien más preparado sentimentalmente pensaba Lucas.
Durante ese tiempo, logró conocer a Daniel. Llegando apartar en un rincón de su cabeza y corazón a Mikel, donde apenas comenzaba a olvidarlo. Era un buen chico, haciéndole reír y disfrutar de la vida como siempre. Solo un retrato de los cientos que habían por la casa. Permanecía en la entrada. Fue su primera foto.
Cambio su puesto, ascendiendo a jefe de sección con mejoras laborales y salariales. Comenzaba a sonreírle un poquito más la vida. Pero también comenzaba a echar en falta esas fiestas y salidas con Daniel. Lo echaba de menos a él.
–ojalá esté bien, y sea feliz– pensaba.
En su mesita de la oficina se repartía un montón de papeles, documentos y demás facturas, un desorden de las más común en el.
Algo escuchaba desde el pasillo. Esa voz le hizo ser familiar. Tenía curiosidad. Nada más llegar al pasillo, allí estaba él. Daniel.
- Joder !!!, te había echado mucho de menos – corrió abrazarlo–.
Tuvo un impulso y lo besó en los labios.
- Perdón!!! Fue un impulso.
- Ya veo, pero m me gustó. ¿Estás bien?
- Si, ahora si. No te vayas
El tampoco tenía la necesidad de marcharse más, no al menos sin él.
Lo besó. Y ambos se emocionaron cuando sus labios se cruzaron. Pero el sonido del teléfono lo separó.
- Tengo que irme. Te espero en tu casa esta noche –  Se alejaba mientras hablaba por teléfono–. Si !! Ya le encontré – decía con seriedad–.

Esa misma noche. Daniel pudo comprobar cuánto había cambiado no solo la vida de Lucas, su casa también lo había echo. Su pasado ya era pasado. Era para el, un susurro.
La conversación volvía a resurgir entre ambos, recordando aquellas noches y fiestas y la forma en que se vieron por vez primera. No tardaron los besos, y las caricias que jugaban como dos niños con una pelota.

1 AÑO DESPUÉS
La vida daba otro cambio, otro giro en sus vida. La mayoría fotografías volvían a decorar su casa. Recordando cada día , cada imagen.  Durante ese año, que los llenaba de alegría y emoción. Arrodillado ante un improvisado altar que Daniel a escondidas había preparado junto a los amigos que habían descubierto.
- ¿ Te quieres casar conmigo?
- Si, quiero. Claro que quiero – la felicidad se transformó en una carcajada contagiosa–.
Le coloco el anillo y lo besó.
- Quiero que me lleves aún lugar... debo hacerlo – le dijo emocionado–.
Lo guiaba durante el camino, recordaba por última vez paso a paso cada movimiento. Tenía miedo de volver aquel sitio, pero quería cumplir su último deseo. La promesa que un día se hizo.
- Gracias Mikel.. gracias por despedirte de mi de nuevo. Te prometí ser feliz y ahora quiero serlo. Nunca te olvidare y siempre te amaré.

Sus ojos no tardaron en llenarse de lágrimas, invadido por la emoción. Lanza con sus manos un beso al cielo y se despedía del hombre que llegó amar con fuerzas.
Aquel atardecer llegaba a su final, donde el sol se despedía dando paso a la luz de la luna. Reflejando con su luz la sombra de aquel día que permanecía en el recuerdo.

                                   FIN.

El susurro de tu pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora