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—¿Como es que lo haces? ¡Dime!—Gritaba a todo pulmón el alfa rubio, mientras tiraba del brazo de Stan, rodó los ojos fastidiado.


Estaba apunto de mandarlo a la mierda, pero se le ocurrió mirarlo a los ojos. ¡Eran un destello! No pudo resistirse, como si se tratase de un dulce y tierno omega.

—Ya sabes.. Tengo el don—Respondio, pero Butters alzo las cejas.—Kyle muere por mi y yo por el, lo marque, fin ¿Qué mas quieres saber?

—Tanto que Kyle se negaba ante ti—Reflexiono Leopold, mirando sin vergüenza a los dos omegas que se encontraban cerca.

Stan noto eso y abrió ampliamente sus ojos, luego para golpear al alfa en el brazo.

—¡Auch! Hijo de puta..

El aroma a cerezas se olía por toda la cafetería, Kyle era proveedor de ese exquisito aroma, que traía a todos locos. Pero luego de ver aquella marca de media luna en su cuello, todos retrocedieron.

—¿Marcado a esta edad? Ni que te llamases Kenneth McCormick—Bromeo el menor, mientras el otro se atragantaba con el almuerzo, cada vez que Kyle estaba ansioso, la comida temía.

—C-callate—Susurró avergonzado, mientras no tenía piedad de aquel flan que estaba frente a el.—F-fue momento total de calentura, ¡no quiero ser papá!

Kenny estalló en risas, mientras el pobre Kyle sufría por su estúpido error, definitivamente eso lo pagaría caro.

Mientras tanto el rubio, se sentía frustrado. No obtuvo interacción con Kenny, tanto que ansiaba tenerlo a su merced, le resultaba demasiado imposible. Estuvo apunto de sacarlo de su mente, pero su aroma a caramelo lo hipnotizaba bobamente, haciendo querer marcarlo.

¡Pronto lo haría!

𝐚𝐥𝐩𝐡𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora