05

3.5K 299 223
                                    

Un embriagante e incesante aroma a cerezas inundo las fosas nasales del alfa, quien luchaba con su lobo interior para no saltar sobre el pequeño Kenneth y finalmente marcarlo como su omega y que fuesen felices para siempre.

¡Eso únicamente pasaba en los fanfics! Esto es la vida real, muchachos.

Kenny sintió la penetrante mirada del alborotado Stotch, le dedico una tímida sonrisa y volvió su mirada hacia un gran libro que se encontraba leyendo.

A pesar de la diferencia de edad, compartían clases extra, para obtener notas muchísimo más altas.

Algo unía a aquel par: Las clases de cocina otorgadas por el alumno Kyle Broflovski.

— ¿Kenneth? —Indago Stotch al encontrar al pequeño por los corredores, pero la realidad es que lo estaba siguiendo desde la primera hora de clases. Ese aroma dulce no dejaba de atormentarlo.

—B-Butters—Tartamudeo el frágil omega, tomando del brazo al alfa. Quien estaba realmente sorprendiendo por aquel tacto, sentía que aquel pequeño toque propinado por el pequeño lo quemaba vivo. — ¿V-vas a las clases de cocina?

Stotch asintió, tomándolo del brazo también.

—Hueles tan bien, pequeño Kenneth—Dijo olfateando el cuello del ajeno, mientras se le subía el rojo al rostro. —Se te nota nervioso, cálmate.

¿Cómo podía decirle eso? ¡Estaban en el armario del conserje! ¿Y si los encontraban?

Además el pequeño espacio que poseía aquel ambiente era demasiado incomodo, sobre todo para Kenny quien se encontraba en celo y en compañía de un alfa.

Eso realmente era peligroso y sobre todo para el menor de los rubios.

—B-Butters las clases...

El mayor suspiro, no supo porque y cuando había posado sus ojos y su total atención, en aquel frágil omega, que apenas le pasaba la hora. Pero había algo en aquel pequeño que le encantaba, quizás su exquisito aroma a cerezas, sus profundos orbes azules o su deslumbrante sonrisa.

"¡Todo de él te gusta, márcalo!" Su alfa ataco su consciencia.

—Kenny—Su frio aliento choco con la oreja del contrario. —No sabes lo loco que me traes, no siento deseo por ti, sino otra cosa. ¡Ah! Es tan difícil de explicarlo, todo de ti me encanta, simplemente eres tú, tendrías que ir eligiendo el nombre de nuestros cachorros.

Ante lo último rio, le resultaba demasiado peculiar, imaginarse a Butters con el ¡y cachorros!

Pero McCormick no decía nada, únicamente otorgaba un incómodo silencio, haciendo que Stotch actuase.

Dejaría que su alfa se encargase del asunto. Tomo al pequeño omega de la cintura y sin pensarlo siquiera, unió sus labios finalmente.

𝐚𝐥𝐩𝐡𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora