Cap 10

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* Capítulo con mucho, mucho Lemon *

Despertó a la par del pozo devora huesos que la mantenía conectada a ambas épocas, en cuanto abrió los ojos lo recordó todo. La pelea con Inuyasha, el largo recorrido hasta llegar hacia el pozo, Sesshomaru...
Vio su cuerpo y se encontraba nuevamente con sus prendas, entonces dudó por unos segundos. Habrá sido un sueño? No, para nada.. y allí estaba la evidencia, su cuerpo le dolía, sobre todo en la parte baja.. vaya que era muy insaciable ese demonio, ahora que lo recordaba había quedado sorprendida por la cantidad de veces en las que llegó a correrse pero que a pesar de eso seguía y seguía con una naturaleza casi animal, había estado embistiéndola por horas hasta que por fin se cansó, o al menos eso parecía. Otra evidencia era su camisa, a la cual le faltaba un pedazo de tela, aquel que Sesshomaru había arrancado de un solo tirón. Entonces le quedó más que claro.. Él la había vestido mientras dormía, no cabía duda. Una pequeña sonrisa llena de dulzura apareció en su cara, él se había tomado la molestia de vestirla para no quedar expuesta. Realmente no se esperaba aquello de él, ya que según lo que ella piensa el solo la busca para divertirse.. y esta bien, no? No le importaba que el solo la vea de esa forma, con el simple hecho de que un hombre tan apuesto como él se haya fijado en ella era más que satisfactorio. Y a decir verdad, a ella también le había comenzado a gustar el hecho de tener esos encuentros tan encendidos, él era lo que se puede decir, un verdadero seductor.
De repente lo recordó - Es cierto! Los demás piensan que estoy en mi era! Si alguien me ve por aquí entonces se percatarán de que nunca me fui. Mejor me voy - pensó, para luego saltar en aquel pozo y desaparecer en la profundidad.

Arriba de un árbol, oculto entre la vegetación del bosque se encontraba el daiyokai, quien al ver a la muchacha saltar en ese pozo al fin se marchó

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Arriba de un árbol, oculto entre la vegetación del bosque se encontraba el daiyokai, quien al ver a la muchacha saltar en ese pozo al fin se marchó. La había estado observando todo el tiempo, no sabía porqué pero quería asegurarse de que la joven regresara a su época sin que nada le sucediera antes.

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- Holaaa ya llegué!

- Hermana! Volviste!

No la esperaban tan pronto, normalmente los fines de semana siempre permanecía en la época feudal, sin embargo estaban contentos de tenerla con ellos.
Luego de pasar todo el día tranquila, sin tener ningún tipo de preocupaciones, tener que estar combatiendo a monstruos o peleando con Inuyasha, por fin se recostó en su cómoda cama, no sin antes haberse dado un relajante baño. Una vez estuvo en su cama los recuerdos volvieron a ella. Sesshomaru.. era tan apuesto, y no sería suyo pero que bien que la hacía sentir el hecho de saber que ese hombre la poseía.. simplemente la volvía loca. Entonces un calor le recorrió el cuerpo, deseaba estar con él, quería que él la tomara nuevamente haciéndole sentir todas esas cosas tan extrañas pero tan placenteras que nunca antes había experimentado. De repente lo recordó, recordó las palabras del yokai "esa prenda roja".. entonces no lo dudó y lo primero que hizo fue dirigirse al cajón del armario donde guardaba su ropa interior, y allí estaba.. aquella colaless roja que sus amigas le habían regalado solo para reír un rato, quien iba a pensar que la iba a terminar usando para complacer a aquel peliplata. Si bien era cierto que no sabía cuándo vería nuevamente a Sesshoumaru, la llevaría puesta lo mismo. Se sentía plena, aquella prenda la hacía sentir por primera vez de una manera.. sexy? Si.
Tomó la pastilla que tenía en su mesita de luz y la tragó acompañada de un vaso de agua. Que suerte que su madre siempre la molestaba con que tome anticonceptivos, cuando cumplió los 17 su madre había aparecido en su recámara con esas patillas, diciendo que no estaba de más tomarlas. Que era lo mejor. Al parecer su madre creía que Aome tenía algo con Inuyasha y que ella lo ocultaba porque se sentía apenada, pero antes de negárselo a su madre prefirió tomarlas y no decir nada.. cuando a su madre se le ponía algo en mente no había nada que hacer. Y vaya que hizo bien en hacerle caso, si no hubiera sido por esas pastillas el hecho de que Sesshomaru se corriera dentro de ella vendría siendo un motivo para intentar suicidarse en esos momentos, pero que suerte que no era así, benditas pastillas!
Cerró los ojos y se durmió plácidamente, al otro día regresaría nuevamente a la época Sengoku.

Sesshome LemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora