Otro veinticuatro de junio. Un año más mayor. Mi fecha marcada en el calendario llena de ilusiones y unas cuantas decepciones.
Pero este año me he dado cuenta de algo. Más bien diría que me he dado cuenta de mí. Mi mayor error en la vida ha sido no quererme, no valorarme, pensar que no era capaz de conseguir muchas cosas. Porque sí, soy demasiado crítica conmigo misma y quizás me exijo más de lo que puedo dar; quiero llegar a ser perfecta sabiendo que eso no es posible, que no existe, que la mayoría de cosas que vemos no reflejan la realidad. He llorado miles de veces frente al espejo por no aceptarme, por no querer asumir que soy de esta manera, por pensar que me sobran muchos kilos, que mi nariz es horrible, que mis labios son muy finos, mis caderas demasiado anchas y que tengo la mala suerte de depender de dos cristales para ver con claridad. He llorado por sentirme insuficiente, por los que se hacían llamar amigos pero se fueron de mi lado, por las injusticias, por ver a alguien que quiero triste y porque quiero ser como Peter Pan.
Sí, me da muchísimo miedo crecer. Pero más miedo me da perder el tiempo, echar la vista atrás y no haber vivido, no tener recuerdos que me hagan reír a carcajadas o que provoquen que una lágrima llena de nostalgia resbale por mi mejilla. Ese es mi verdadero miedo.
Así que hoy brindo por vivir, por sentir, por coleccionar momentos y sumar sueños. Los mismos que circulan por mi cabeza a la misma velocidad que late mi corazón. Qué peligro. El tiempo pasa muy rápido y cada vez queda menos. Tengo demasiados ojalá's que cumplir y me he hecho una promesa: ir a por ellos.
Pd: Os cuento un secreto, he soplado las velas y mi mente ha recitado toda esa lista de deseos. Y en ellos, estás tú. Tú, que estás leyendo esto.
