Prólogo

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Una noche lluviosa, con los rayos del sol por caer, yacía por las oscuras calles de Nueva York caminando un joven con el semblante serio debajo de un paraguas, encerrado en su burbuja, cargando una bolsa de víveres.

Con destino a su hogar, iba a paso lento y relajado, manteniendo su lisa cola quieta y sus orejas alerta.

-Tomaré un atajo -dijo para sus adentros-.

Así, fue como dobló la esquina en Park avenue, adentrándose en un callejón oscuro y desolado, un poco largo, pero al menos no tendría que rodear todo un parque entero.

Sus pasos hacían eco en el estrecho lugar, goteras se escuchaban sin cesar

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Sus pasos hacían eco en el estrecho lugar, goteras se escuchaban sin cesar.

Faltaba poco para salir de ese callejón, la lluvia se intensificaba, el cielo se tornaba negro, se miraban los truenos que iluminaba aquel oscuro cielo.

Sólo seis metros faltaban para escaparse de ese claustrofóbico lugar, nada lo detendría, excepto una cosa...

-mami...

...paró en seco, creyó haber escuchado un lamento, un murmullo que llevó el viento.

-Porfavor...

No cabía duda, ese llanto era real, horroroso, desgarrante. El joven busco con la mirada por todo el callejón, llovía y hacia frío, eso impedía su excelente vista.

-...ayudenme.

Pero no su oído, sólo miraba cajas y botes de basura, ese pedido de ayuda, retumbando en sus orejas.

Al final, cuando se iba rendir, pudo sentir cómo unos ojos se clavaban en su espalda.

-...ayúdame.

Con un escalofrío recorriendo su cuerpo, poco a poco se fue girando, viendo el horror frente a sus ojos, y el pánico en su corazón.

Lejos en una esquina estaba una caja, en esta, albergaba un pequeño niño, mirándolo con una penetrante mirada esmeralda, al principio sintió miedo, pero luego sintió la melancolía al verse reflejado en esos ojos.

El infante estaba abrazándose a si mismo, titiritiando de frío, gotas de agua se colaban por la caja haciendo que este se mojara. Su piel era casi azul, parecía que no podía mantenerse sentado, parecía que...

-auxilio -y se desplomó-.

...sé iba a desmayar.

Hací, Jonathan Rogers fue al grito de auxilio del pequeño omega, teniéndolo tendido en sus brazos.

Solamente las ratas fueron testigos de aquel acto.

 ✧*。A la Merced de los Callejones✧*。[omegaverse] [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora