Cap. #2 "Curiosidad"

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Dedicado a alesa26

Luego de que el mayor saliera y cerrara la puerta tras de sí, el pequeño Thomas no tuvo más remedio que seguir sus indicaciones, el también odiaba estar empapado. Se forzó a recordar lo que pasó hace un rato:

Iba caminando por la calle... Y te encontré sólo.

«¿Tan bajo había caído?, ¿Tanta lástima daba?»

Thomas empezó a desvestirse, separando con dificultad la ropa de su fría piel. Sacó su camisa blanca que estaba gris, se quitó aquellos pescadores desgastados y aventó sus zapatos empapados. Ya desnudo -y con mucha pena- empezó a buscar una toalla, la cual el mayor no le había dejado.

Mojado y sin que secarse, no tuvo alternativa más que sacudir su cuerpo como un perro, haciendo que gotas frías cayeran por todos lados, acarició un poco detrás de sus alfepadas orejas y enrolló su cola, casi exprimiéndola.

Thomas tomó la camiseta -al parecer de mangas largas- y se la colocó. Esta le llegaba por en medio de los muslos y sobrepasaba el largo de sus brazos.  La sintió rara, pues está incomodaba su cola.

La abotonó casi toda, sintiendo como el aire paseaba entre sus piernas, ya que no traía calzoncillos

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La abotonó casi toda, sintiendo como el aire paseaba entre sus piernas, ya que no traía calzoncillos.

Incómodo, Thomas salió de la habitación, olvidaba que por fuera todo estába oscuro, su visión gatuna no se adaptaba tan rápido.
Palpó las paredes en busca del barandál, y, bajando los escalones uno por uno se dirigió a lo que supondría era la cocina.

Thomas asomó un ojo por la entrada, viendo como Jonas  preparaba algo. Movía su cola de un lado a otro con curiosidad, y olfateaba repetidas veces, si que tenía hambre.

—¿Puedes dejar de verme y venir a sentarte? – pregunto molesto–.

Thomas se separó de la pared, deslizándose por el suelo con sus pies descalzos. Tomo una silla y la arrastró, provocando un sonido chirriante, se montó y quedó en silencio. Todo mientras Jonathan lo veía.

—Bien –Jonathan se volteó y siguió cocinando–.

Thomas jugaba con su cola por debajo de la mesa nervioso, el olor de que sabe que cosa deliciosa se impregnada en sus fosas nasales. Quería probar algo.

—¿Quieres que te sir...?

—¡Si, si quiero! –el chico lo interrumpió, Jonathan carcajeaba en su interior al ver cómo se quedaba mirando babeando la sartén que revolvía–.

Jonas tomó un plato y sirvió el filete con pasta, puso la vajilla en frente de Thomas, este dió una agitada inhalación por el delicioso olor de lo servido.

Más no lo probó, se quedó mirándolo.

—¿Porque no comes?

—Pruébalo tú primero.

Okey, okey, estaba para llorar de la risa, entendía la desconfianza del chico, así que tomó un trozo de la carne y la comió tranquilamente. —¿Ves?

Thomas bufó, tomó cuchillo y tenedor en cada mano, miró el plato... Y aventó el cuchillo, clavando sanguinariamente el tenedor en la carne y la masticándola desesperado.

Jonas sonrió socarrón, también tenía hambre -aunque después de ver cómo comía el chico diría que no sabría la sensación de hambruna-, cargar a un chico inconsciente hasta a cá y lavar su ropa mojada era un trabajo duro, pero aguantó.

Sólo así, pudo observar mejor al chico.

Thomas tenía una complexión delgada, el cabello crispado color marrón claro con pequeños mechones rubios, la parte de la camiseta que no abotonó dejaba ver sus pálidas clavículas, sus dedos eran finos y largos, su cola y orejas parecían afelpadas, y sus ojos...

"Una mirada intensa lo asaltó, la sentía en su espalda, unos penetrantes ojos esmeralda..."

«Verdes»

—¿Cuántos años tienes? –preguntó pérdido–.

Thomas paró de masticar, esa pregunta no se la esperaba, tragó su bocado. ¿Responderla o no?

—¿Importa?–preguntó nervioso, evadiendo su pregunta–.

La sonrisa de Jonathan cayó.

—Sí, y mucho.

Hubo un silencio incómodo.

—Tengo doce, Jonas.

Había acabado su plato, estaba limpio, Jonas y Thomas se miraban fijamente.

—No se porqué, pero creo que te quedarás a dormir aquí, así que vamos –se levantó y se dirigieron hacia las escaleras, Jonathan abrió una puerta, parecía el cuarto de huéspedes, estaba limpio y vacío.

—Dormirás aquí –dijo–, las sabanas están limpias, pondré tu ropa a secar.

—Este...¿J-Jonathan? –preguntó temeroso–.

—¿Si, Thomas? –contestó con una sonrisa–.

—Gracias, yo...

—No te preocupes, pero contestarás mis preguntas y aclararemos las cosas en la mañana ¿de acuerdo? –este asintió levemente– okey –se acercó a Thomas, y plantó un beso en su cabeza –buenas noches ojos verdes – y sin más salió de la habitación.

No sabe porque, pero el lugar donde le besó Jonathan ardía al igual que sus mejillas.

Jonathan en cambio, salió con una boba sonrisa en su rostro.











Tres capítulos, tres días, diría que soy puntual XD

Ayudenme plis, nos vemos.

[editado]

 ✧*。A la Merced de los Callejones✧*。[omegaverse] [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora