✧*｡A la Merced de los Callejones✧*｡[omegaverse] [+16]

Cap. #3 "Aclaraciones"

Dedicado a Monster-Gagaon

Thomas se removió incómodo en la cama, su respiración entrecortada se mezclaba con el vacío de la habitación. Sus leves sollozos perdiéndose en el eco del lugar, gemidos leves escapándose de su pequeña boca, todo mientras se torturaba a si mismo para despertar.

«Si te digo que no grites, es porque no debes gritar, además... –lo tomó fuertemente del hombro– necesito algo en que apagar mi cigarrillo, y no tengo muchas ganas de usar mi cenicero. –Sintió el ardor de la ceniza fundirse con su piel, el peor dolor, fue no poder gritar–.»

—Para~ –decía entre sueños–.

«Si no aguantas esto, no se como soportarás  la mordida de un Alfa cuando estés como una perra en celo –hundió más el cigarrillo–.»

—Basta~ –arrugaba las sabanas con sus manos–.

«Vamos Thomas, ¿Porque no te abres de piernas para mí...?»

—¡No! –despertó, gotas de sudor caían por su frente, resbalándose por sus sienes, respiraba cansino, sus ojos estaban abiertos–, no... Me toques.

Sus pesadillas no podían perseguirlo, no ahora que era libre, ¿Lo era no?

—¿Thomas? –el mencionado volteó, viendo como el mayor le miraba confuso, Thomas sólo respiraba con dificultad, sintiendo la opresión en su pecho, por más que intentó no pudo evitar sentirse abrumado–, ¿E-estás bien?, te oí hablar... Sólo.

¿Tanto poder tenían sus pesadillas sobre él, que dependía de otros para tranquilizarse?

—Jonathan –dijo en un sollozo, sus ojos se agüaron, su garganta picaba, algo en la nariz le molestaba. Jonas no pudo evitar separarse de la puerta eh ir a su rescate–.

—¿Tuviste una pesadilla? –se incorporó en un costado de la cama, quería darle espacio al chico, Thomas sólo asintió– , tranquilo, ya pasó todo –acarició su cabeza levemente–.

Thomas asustado, se enganchó del torso de Jonathan apretándolo firmemente buscando un consuelo, Jonathan no supo como reaccionar, sólo se le ocurrió corresponder a tan conmovedor abrazo, pasando sus brazos por la fina espalda de Thomas. Atrayéndolo más a él. Un cálido y raro sentimiento se produjo en su vientre.

—No me dejes... –se quejó Thomas, arrugando su camisa en sus puños–.

—No lo haré Thomas, no lo haré –se quedaron así por un rato más, hasta que los sollozos del chico disminuyeron–, ¿Te sientes mejor? –preguntó–.

—Sí, gracias.

—¿Tienes hambre?, yo sé que sí...

—¡Si! –afirmó con una leve sonrisa y nariz roja–.

—Pues baja a desayunar –tuvieron que separarse de ese abrazo, algo que Jonas no le gustó, bajaron y este lo invitó a sentarse en una silla en lo que el mayor cocinaba–.

Thomas se acomodó nervioso en su asiento, esperando impaciente su desayuno, mientras tanto; Jonathan en la cocina preparaba huevos fritos con tocino, mientras que portaba su delantal: Kiss the Cook.